Vicente Eyré Fernández

Vicente Eyré, el retratista más caro del mundo 

El pintor nace en Ponte Caldelas, pero se considera un monfortino más, de donde es su padre, el magistrado Eyré Varela  

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El Progreso 13/06/2020

EN EFECTO, EL pintor Vicente Eyré Fernández (Ponte Caldelas, 1918), nace en ese municipio pontevedrés, pero él se siente un monfortino más. O al menos eso dice cuando lo entrevisto hace ahora medio siglo.

La razón es que su padre, Francisco Eyré Varela, hijo de Vicente Eyré, se había establecido como abogado en Monforte en 1909. En 1913 gana las oposiciones como juez de primera instancia y así, mientras su hermano Antonio lo es de Ponteareas, él permanece bastantes años en ese puesto de Ponte Calderas.

Luego será presidente de la sala segunda de lo Civil de la Audiencia de Barcelona, juez especial contra el pistolerismo y magistrado del Tribunal Supremo.

Su hijo se hace pintor tras abandonar los estudios de ingeniería y arquitectura y presume de ser “el retratista más caro del mundo”, que siempre es un buen titular para cualquier entrevista, para añadir a continuación “pero esto no quiere decir que haga un retrato a quien quiera”.

“Mi especialidad es la más difícil” Y explica: “Cuando un profano en pintura intenta hacer un retrato, pinta chinos. Para nosotros los de raza amarilla nos parecen todos iguales y basta con pintarle una coleta y unos ojos estirados para definirlo. En cambio si pintamos una persona conocida muy rara vez consigue uno simples rasgos del modelo”.

Y cuando indagamos sobre lo más difícil dentro del retrato, Vicente  no tiene dudas:

_ Los ojos. Cuando reímos, lloramos o nos humillamos, donde lo expresamos es en los ojos y muchos retratistas han fallado toda su obra por culpa de no captar bien los ojos.

Lo cierto es que la fama de Vicente como retratista es internacional y pasa gran parte de su vida cumpliendo peticiones de las más destacadas personalidades.

Antes de aquella conversación en Monforte viene de trabajar durante seis meses en retratos solicitados en Roma, París y Milán.

Se dedica al retrato porque le interesa conocer al personaje desde un punto de vista filosófico y puede entrar en él gracias a los pinceles.

En aquel momento soy yo el que pretende hacerle un retrato con la palabra: 

“Vicente Eyré tiene los rasgos muy marcados, sus ojos parecen traspasar la simple careta de carne de la persona para verle eso que a los demás nos es a veces imperceptible”.

_ ¿Cómo lo consigue? ¿Es un proceso lento?

_ No. Encuentro rápidamente el pensamiento del personaje, para ello le hago hablar, sonreír, en una palabra, hacer que se olvide de que posa; pues posar es estar atento a que lo están retratando y el personaje pone unas caras que no son la suya.

Durante la entrevista está presente el poeta, comentarista musical y farmacéutico monfortino, amigo y coetáneo de Vicente, Roberto Martínez de Andrade, que acaba de ser retratado por él. Roberto nos descubre un pequeño secreto: “Eyré cuando pinta, silba. Y por cierto lo hace fatal. A veces temí por mis tímpanos”.

Le pedimos la lista de sus modelos y con los seis primeros nos llega para adivinar el resto: Soraya, Juan Carlos de Borbón, El Cordobés, Juan XXIII, Perón y el Che Guevara. “¡Ah! Y Roberto Martínez de Andrade, que ha sido el último”.

Casado con Pilar Estrada Borrajo de Orozco, son padres de Olga, Georgina y la periodista Pilar Eyré.

Nos arriesgamos a hacerle una pregunta incómoda como es pedirle los pintores gallegos más admirados, pero él lo solventa con determinación: Un hombre, Sotomayor; una mujer, la Minguillón. “Y como dibujante, Castelao. Es extraordinario”.

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