Vía romana o atajo a la N-VI

El incremento del tráfico de vehículos que utilizan la Calzada da Ponte reabre el debate sobre la necesidad de que sea peatonalizada
El tramo con más tráfico es el acceso desde el puente romano. XESÚS PONTE
photo_camera El tramo con más tráfico es el acceso desde el puente romano. XESÚS PONTE

La antigua calzada romana entre el centro de la ciudad y el barrio de A Ponte registra a hora punta un tráfico de "carros" que ni la Vía Apia en los momentos de esplendor de la antigua Roma.

Aunque las grandes losas que caracterizaban este histórico camino entre la calle Santiago y el puente romano fueron tapadas hace décadas a petición de los vecinos, la Calzada conserva todavía el nombre, pese a que por momentos parece una autovía, según se lamentan algunos vecinos que consideran urgente limitar el paso de vehículos por la vía.

La principal razón de que los automovilistas prefieran circular por una vía estrecha, con coches aparcados a ambos lados y con presencia de peatones es que supone un atajo para llegar a la N-VI y circular en sentido A Coruña. El acceso a la carretera nacional tanto desde la Rúa Santiago como desde el puente romano registra un continuo paso de vehículos que los vecinos quieren parar, sobre todo porque aseguran que cada vez es mayor también el número de peregrinos que transitan por una calle donde ya hay un albergue y están proyectados otros dos.

El Concello había previsto un acceso alternativo a la N-VI a través de A Volta da Viña, que se paralizó por un informe sobre su impacto

VIEJA REIVINDICACIÓN. La peatonalización de la Calzada da Ponte es además una vieja reivindicación que incluso hicieron suya los grupos municipales, que llegaron a aprobar en 2015 una moción en este sentido presentada precisamente por el BNG, la formación que ahora se encarga del área de movilidad.

El anterior gobierno socialista había proyectado una solución para eliminar el tráfico de esta calle con la construcción de un nuevo acceso a la N-VI desde A Volta da Viña, que tenía un presupuesto de 470.000 euros e iba a ser financiado a través del programa Edusi. Sin embargo, un informe de la Dirección Xeral de Patrimonio que alertó del impacto visual de esta obra, hizo desistir de este proyecto, aunque desde el Concello se anunciaba entonces que este contratiempo no iba a impedir que se siguiese adelante con la peatonalización de la Calzada da Ponte y que se iba a encargar un proyecto a la empresa Inca.

Un año después de ese anuncio y con un nuevo gobierno bipartito, los vecinos de esta calle siguen esperando una solución para toda la vía o que, al menos, se corte al tráfico el tramo unidireccional entre el puente romano y el paso subterráneo de la N-VI, precisamente la zona más usada como atajo por los conductores.

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