Los vecinos de la monfortina parroquia de Seoane, situada a tan solo tres kilómetros del centro de la ciudad, han decidido organizarse para vigilar las carreteras de su zona y dar con un pirómano que actúa todos los veranos.
Están preocupados porque sus acciones pueden causar grandes daños, como sucedió a principios de septiembre del pasado año, cuando un fuego que se originó en la parroquia se propagó sin control hasta llegar al municipio de Pantón arrasando cerca de 500 hectáreas.
La alarma entre el vecindario saltó cuando tanto este viernes como ayer se originó un pequeño incendio en el Camiño de Tor, en ambos casos a la misma hora, sobre las cuatro y media de la tarde. Un residente en la parroquia indicó a este diario que ante la falta de vigilancia por parte de las autoridades han decidido montar grupos de control para impedir que el pirómano llegue a conseguir su objetivo. En caso de que sea localizado, destacó, será retenido y puesto a disposición de la Policía Nacional.
En Seoane están agradecidos a los servicios de extinción de incendios forestales por su rápida respuesta después de advertir a la Xunta a través del número de teléfono 085 del inicio de los fuegos del viernes y ayer. Medios aéreos con base en O Marroxo y en Doade y brigadas terrestres fueron los encargados de detener las llamas antes de que se descontrolasen.
En Seoane no se olvidan del virulento incendio forestal sucedido nada más comenzar el mes de septiembre del pasado año.
Las llamas habían rondado numerosas viviendas y en Monforte llegó a ser necesario desalojar barrios enteros de parroquias para evitar que hubiese víctimas. Pantón también sufrió las consecuencias del suceso, pues en este municipio se llegaron a desalojar ocho casas por precaución.
La red de suministro eléctrico de Naturgy fue otro de los sistemas que se colapsó a causa del fuego. Numerosos núcleos de población se quedaron sin luz durante horas y otros tuvieron que recurrir a generadores durante días mientras se renovaba el tendido.
