Al unísono, al grito de hemos avisado a la policía, una decena de vecinos, asomados a las ventanas de sus pisos, consiguió que los dos ladrones que estaban asaltando una tienda informática de la Rúa Ourense emprendiesen la huida con un botín menor del que hubiesen obtenido si no llegan a ser sorprendidos.
Sucedió a las dos menos veinte de la madrugada de ayer en el establecimiento que PC Box tiene en la Rúa Ourense. Un individuo de 1,80 metros de estatura, ataviado con un sombrero, y otro de 1,50, que llevaba la cabeza cubierta con la capucha de una sudadera de color blanco, cogieron la tapa de fundición de un sumidero de aguas pluviales y golpearon con ella cinco veces, hasta que se fracturó, el cristal laminado de seguridad del escaparate en el que estaban expuestos en una vitrina dos portátiles. Toda la escena la grabó una cámara de videovigilancia desde el interior del local.
Ante la presión vecinal, uno de ellos sólo cogió desde la acera, sin entrar en la tienda, uno de los ordenadores -sin batería ni cargador- a través de la luna antirrobo agrietada y emprendieron la huida hacia la Rúa Lamas de Prado. Los daños fueron más cuantiosos que el botín. Ascendieron a unos 1.300 euros, entre el valor del cristal y el de un portátil estropeado por los golpes, frente a los 600 del aparato sustraído.
«Vieron el cartel de portátiles a la carta y se sirvieron ellos mismos», dijo irónicamente el propietario la tienda, Juan Carlos Rubinos, quien añadió que los ladrones actuaron en «un visto y no visto» porque los vecinos los «ahuyentaron». Hace tres años robaron su tienda de la misma forma.
Quien pagó los platos robos fue un magrebí que, ajeno a este asalto, estaba intentando robar en una furgoneta que estaba aparcada en la zona. Un policía de paisano que pasaba por allí con su novia alertó a sus compañeros, que lo detuvieron.
