Varias familias okupan un edificio entero en el barrio del Sagrado Corazón

Una casa próxima, también en la avenida Adolfo Suárez, fue tapiada recientemente para evitar situaciones como estas, en las que los propietarios se encuentran en indefensión
El bajo de la casa ocupada en la avenida Adolfo Suárez, con la puerta del portal repintada. SEBAS SENANDE
photo_camera El bajo de la casa ocupada en la avenida Adolfo Suárez, con la puerta del portal repintada. SEBAS SENANDE

El fenómeno okupa continúa expandiéndose por distintos barrios de la ciudad. El Sagrado Corazón se suma ahora a otras zonas anteriormente okupadas como, por ejemplo, las de A Residencia, A Milagrosa, Recatelo o Paradai, donde hay varias casas tapiadas desde hace tiempo. A la irrupción de tres familias en O Pazo -el antiguo mesón y club de alterne ubicado en A Fervedoira, que estaba a la venta por 850.000 euros- se suma ahora una casa entera en la avenida Adolfo Suárez, compuesta por un bajo y dos pisos, a donde se trasladaron varias familias durante estas últimas semanas.

Algunos de los integrantes de estas familias son ya conocidos en la zona pues vivían antes -según indicaron los vecinos- en un piso de Servizos Sociais de la Xunta, próximo al inmueble okupado.

La casa okupada consta de un bajo -que todavía conserva una pintada ahora un tanto irónica, "dejen libre esta salida"- y dos pisos. Según testimonios vecinales, los okupas están en el bajo y también en el primer piso. Se desconoce si también viven en el segundo, que estaba anteriormente vacío, pero al que se accede por el mismo portal.

La presencia de estas familias en la calle no pasó desapercibida. Lo primero que hicieron fue tapiar, con puertas de otras casas, de distintos colores, el acceso al bajo. También pintaron la puerta de entrada al edificio, incorporando en un lateral el número del mismo en tamaño grande.

El vecindario vive con gran preocupación la llegada de este fenómeno a la zona, donde hay varias casas antiguas que están abandonadas. De hecho, estos días se tapió la puerta de otro edificio próximo, ante el temor de los propietarios a ser víctimas también de otra ocupación similar.

Algunos de los okupas salieron a la calle estos días para pedir limosna a la gente que pasaba por la acera.

También hay quejas de que suelen poner la música alta y de que alguno de los okupas profirió amenazas en el vecindario, demostrando un carácter peligroso y violento.

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