Opinión

Va de gorrillas

EL DE GORRILLA es un oficio rechazable y poco envidiable, con sus peligros y sus rechazos sociales. Que se lo pregunten a los cinco aparcacoches sorprendidos en plena faena por la Policía Local en el entorno del Hula, mediante vehículos camuflados. A todo ello, va siendo hora que los agentes se lo tomen en serio, tanto por el peligro que supone para la seguridad vial como por las molestias que causan a los usuarios de los aparcamientos. Pero pronto volverán a las andadas, si no lo hicieron ya, como volvió una y otra vez el gorrilla sevillano multado en ochenta ocasiones, circunstancia que le llevó a denunciar la obsesión de dos guardias, siempre los mismos, por obstruir su trabajo. Visto así, puede que tenga incluso algo de razón, y sobre todo por el hecho de no notificársele personalmente las sanciones y sí hacerlo a través del boletín de la provincia, publicación que nunca lee, procedimiento habitual en otros muchos casos, lo cual podrá ser muy legítimo, pero inapropiado para que el sancionado sepa en tiempo y forma que lo ha sido sin tener que satisfacer, por si fuera poco, un sobrecargo de la multa al agotarse el periodo legal. ¿O es un truco más para engordar la recaudación? No lo descarten.

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