Opinión

USA recreativa

LOS CIUDADANOS de Colorado tienen una enorme confianza en la capacidad redentora del trabajo. Del trabajo de los demás, se entiende, al estilo de "el trabajo os hará libres" que anunciaban a la entrada los gestores del campo de concentración de Auschwitz, antes de redimir a sus visitantes en cámaras de gas.

Colorado votó el pasado martes en un referéndum para eliminar de su Constitución estatal la referencia a la esclavitud o, en hermosa expresión estadounidense, servidumbre involuntaria, que todavía se reconoce "como castigo por un crimen del cual el afectado haya sido debidamente condenado". Esta insignificante salvedad es la que permite a muchas de las prisiones estatales, algunas ya con gestión privatizada, usar a sus presos como mano de obra esclava, e incluso alquilárselos a compañías privadas. Parece un buen negocio, es difícil imaginar precios más ventajosos. El caso es que, porque la esclavitud es una tradición, porque ahora no les viene bien o por lo que sea, la mayoría de los ciudadanos han votado en contra de que se elimine.


A los condenados a muerte, además de poder echar el último polvo sin condón, a lo mejor les dejan ir fumados al cadalso

A cambio, el mismo día Colorado también votó no a subir los impuestos al tabaco y rechazó la posibilidad de crear un sistema sanitario universal para sus ciudadanos. Estos, actuando con coherencia, dieron el sí a la legalización de la eutanasia, aunque visto lo el artículo de su Constitución sobre esclavitud, habrá que estar pendiente de la letra pequeña cuando se redacte la ley para ver si incluyen alguna referencia a la eutanasia involuntaria.

Ya se intuía que por aquellos vecindarios tienen cierta obsesión con los finales involuntarios, por lo que parece bastante natural que en Oklahoma hayan aprobado que la pena de muerte sea protegida e incluida en su Constitución estatal, con una declaración que indica que no puede ser considerada un castigo cruel o inusual.

Sobre lo de la crueldad tengo mi opinión, pero insual desde luego no es. En California, por ejemplo, hay más de 700 personas condenadas a muerte, que tenían ciertas esperanzas en los resultados de la consulta que su Gobierno les hacía el pasado martes, en la que se planteaba cambiarles su sentencia por una condena a cadena perpetua sin posibilidad de revisión. Es probable que ahora estén esos presos un poco decepcionados, la población ha votado muerte.

Y a lo mejor ni siquiera lo han hecho por mal ni por fastidiar, igual es que tenían la cabeza en otras cosas y no estaban para pensar en vidas ni muertes ni zarandajas. Se entiende, porque otra de las preguntas que debían responder los californianos en su visita al centro de votación era sobre la obligatoriedad de que los actores de cine porno usaran preservativos durante los rodajes. Es lo que tiene California, que lo mismo te ves metido en un ajusticiamiento involuntario masivo que en un polvo voluntario masivo, que supongo que es como llamarán a las orgías en la Constitución correspondiente si fuera necesario incluir el artículo, que tampoco lo sé.

Otra ventaja con la que cuentan desde esta semana los condenados a muerte californianos, además de poder echar su último polvo sin protección, con el riesgo que eso supone para su salud, es que a lo mejor les dejan ir fumados al cadalso, porque los votantes acaban de dar el visto bueno al uso recreativo de la marihuana. Que, a ver, matar los van a matar igual, pero por lo menos se echan unas risas y el momento se lleva de otra manera, sin dramatismos.


No puedo ni imaginar cuál es el problema de origen para que solución sea bajar el salario mínimo a los menores de 18 años


En el país de la DEA, la agencia que manilla la lucha contra el tráfico de drogas en todo el mundo, la marihuana ya es legal en una treintena de estados, lo que probablemente habrá de verse como parte de la guerra comercial contra México, que tiene en la hierba una de sus principales exportaciones a su vecino del norte. Será por eso que EE.UU. sigue bloqueando cualquier debate sobre la regulación del comercio de drogas en todos los foros internacionales.

Lo de la marihuana también se ha aprobado en esta tanda en Arizona, Nevada, Maine y Massachussets, porque en la América bendecida tienen una concepción muy rara de la democracia y lo solucionan todo así, a lo loco, votando. Probablemente les iría mucho mejor si hicieran como aquí, que lo mismo elegimos jefe de Estado a dedo que dos tipos nos cambian la Constitución una noche en cualquier bar. No es lo mismo, pero nos ahorramos tanto engorro.

Pero no, ellos la democracia la prefieren así, votando, no hay manera de sacarlos de ahí. Como en Indiana y en Kansas, que han ido a las urnas para consagrar la caza y la pesca como derechos constitucionales, al nivel de la vida, la libertad o cualquier otro derecho inalienable. No he conseguido aclarar si es caza y pesca para alimentación y supervivencia, que razón no les faltaría, o también para usos recreativos, como la marihuana.

De caza y pesca saben un montón en Dakota del Sur, ya que en sus llanuras habitaron los estadounidenses a los que mejor se les daba eso de comer y vivir de lo que la tierra te ofrece, los sioux. Ahora las cosas por allí no deben de estar muy bien ni para los indios ni para blancos ni para nadie, porque los ciudadanos del Estado han tenido que votar ante la duda de si bajar o no el salario mínimo a los menores de 18 años era una solución aceptable. No puedo ni imaginarme cuál es el problema de origen para que la propuesta consista en bajar el salario mínimo a los trabajadores menores de 18 años.

El mismo martes que los estadounidenses votaban en todas estas consultas, eligieron también al presidente del país, supongo que por aprovechar el viaje. El vencedor ha sido un tal Donald Trump, para sorpresa de todos.

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