La lista de víctimas del perro que guardaba el Muíño do Castro, en el río Mera, no para de crecer. Una cuarta persona, Iván Flores, hizo público ayer que sufrió el ataque del can el 1 de febrero, que presentó denuncia a través del centro de salud donde fue atendido, y que el juzgado archivó el caso doce días después alegando que «no resulta debidamente justificada la perpetración del delito». Lo paradójico es que el joven ni siquiera fue llamado para que explicara lo sucedido. El juzgado tomó la decisión en base únicamente al parte remitido por el Sergas, donde se detallaban las lesiones sufridas por el hombre pero donde, lógicamente, no se daba cuenta de dónde y cómo se había producido el ataque. Flores explica que incluso tiene un testigo, ya que iba con un amigo.
El joven aireó lo sucedido tras conocer a través de este periódico que al menos tres personas más habían sido atacadas por el perro. «Se o xulgado fixera caso no seu momento, non lle pasaría o mesmo a esas tres personas», explicaba con enfado evidente y dispuesto a que el asunto no se quede así.
Ocho meses sin sanción
La Confederación Hidrográfica informó ayer de que en julio de 2013 abrió expediente al dueño del molino por vallar el sendero y que hace unos días le comunicó la sanción. La ley da un año para comunicar la resolución.