Pilar Vilar: una centenaria lectora

Cinco generaciones se reunieron por los 101 de la sarriana, una aficionada a la prensa, como quedó patente en su tarta de cumpleaños

LA SARRIANA Pilar Vilar Díaz acaba de cumplir nada más y nada menos que 101 años. Su avanzada edad no impide a esta vecina de la parroquia de Santiago da Veiga leer el periódico, afición de la que quedó bien patente en su cumpleaños, pues en su tarta de aniversario se reproducía una fotografía de la centenaria leyendo El Progreso.

A esta abuela de Pilar Vilar, ante su tarta de cumpleaños. EPSarria le gusta enterarse de las noticias a través de la prensa, aunque cada vez con más dificultades ante sus problemas de visión. "Continúa lendo as letras grandes e medianas porque as pequenas xa non as ve ben. Non usa lentes, non as quere, usounas algo para coser, pero dicía que vía peor", cuenta una de sus hijas, Balbina Real.


Pilar Vilar tiene la afición de leer el periódico desde "hai moitos anos" y "encantáballe", según su hija. Antes hasta era la informadora oficial de sus familiares, a los que ponía al día de los últimos acontecimientos. "Despois contábanos as noticias, mantíñanos informados do que pasaba", apunta entre risas.

De esta forma se entretiene esta centenaria, nacida hace ahora 101 años en la parroquia sarriana de Santo Estevo de Lousadela, donde comenzó a trabajar de modista, poniendo así el granito de arena en su hogar. "Cosía para as casas de fóra e na súa casa", explica Balbina Real. A los 27 años de edad contrajo matrimonio con Severino Real López, de Val do Mao, en el vecino ayuntamiento de O Incio. Tras ello la pareja se trasladó a Santiago da Veiga, localidad en la que continúa viviendo en la actualidad Pilar Vilar.

Después de su boda la sarriana siguió como modista en su domicilio y en otras casas, labor que compaginó con los trabajos del hogar y el cuidado de sus hijos. Su marido, ya fallecido, se dedicó a la agricultura, al que también ayudaba en lo que podía.

La pareja tuvo cinco hijos, uno de los cuales murió siendo un niño. La mujer también se encargó de "criar" a otros dos pequeños de la parroquia, a los que sus madres tenían problemas para amamantar. "Un naceu canda min, Manuel Torres, Lolo, e outra, Dolores Armesto, cando miña irmán. Ao nacer canda nós tamén os criou a eles", rememora.

Es tal el cariño que los dos sarrianos sienten por Pilar Vilar, que la consideran como "unha segunda nai" y la visitan cuando se desplazan a la parroquia de Santiago da Veiga, afirma Balbina Real. Para ella Manuel Torres y Dolores Armesto son también "como irmáns", añade.

AFICIONES. Cuidar el huerto, la jardinería y los animales eran otras de sus aficiones. Hasta hace dos años se encontraba en perfecto estado de salud e incluso se encargaba ella misma de plantar judías o lechugas, así como de cuidar unos conejos y otros pequeños animales. Los problemas de salud le impiden continuar llevando a cabo estas labores y en la actualidad se mueve en una silla de ruedas, aunque "aínda anda uns pasiños", señala su hija.

A pesar de estos achaques propios de la edad la mujer celebró hace unos días su aniversario rodeado de buena parte de su familia, de la que se reunieron cinco generaciones. Sus cuatro hijos la acompañaron en este día, así como sus seis nietos, nueve bisnietos y su tataranieta.

Esta última tiene tan solo un mes de vida y la centenaria disfrutó de la presencia de la más joven de la familia, que durmió en sus brazos, y del resto de pequeños. Con todos ellos compartió una comida en Santiago da Veiga, tras lo que se sacaron una fotografía para recordar un aniversario tan especial, en el que por primera vez se reunieron cinco generaciones de la familia. Todos le ayudaron a soplar las velas a esta abuela del concello de Sarria con la vista puesta en los 102.

Pintaba los huevos de Pascua para los niños
A la centenaria le gustaba dibujar, por ello pintaba los huevos de Pascua para los niños de la zona. la sarriana organizaba esta festividad, en la que se juntaban "20 ou 24 pequenos", pues entonces había un gran número de menores en la zona.

CARBÓN. Para ellos esta vecina de Santiago da Veiga dibujaba los huevos de Pascua con carbón, el único material al que tenía acceso en aquellos tiempos. "Pintaba ben", recuerda Balbina Rial, quien heredó esta afición de su madre y también realiza sus pinitos en el mundo de la pintura.

 

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