Blog | Marta está harta

Un poquito del Hola! (I)

Y es que esta semana tenemos boda de "alto copete ", que diría mi abuela, en el Hola!, se ha casado uno de los Hannover.

La Casa de Hannover fue la dinastía alemana reinante en Gran Bretaña desde 1714 hasta la fundación del Reino Unido en 1801, y desde entonces hasta 1901,  fecha en la que murió la Reina Victoria y  ascendió al trono su hijo Eduardo VII , perteneciente a la dinastía Sajonia Coburgo, reinante en la actualidad bajo el nombre de Windsor.


A día de hoy y para el común de los mortales, que no sean unos frikis de las series de época y se hayan  visto este invierno la última de la Reina Victoria (que por cierto a mi me gustó mucho). A lo que íbamos, a día de hoy si decimos Hannover, lo primero que se nos viene a la cabeza es el príncipe alemán, que se caso con la Princesa Viuda Carolina de Mónaco, que le gusta mucho Ibiza los pareos y los gyntonics, con una pinta estupenda, que en la boda del príncipe Felipe tenía resaca y que finalmente dejo a la Princesa de Mónaco viuda de nuevo, sin haberse muerto.

Y desde hace un par de años gracias al Hola!, también sabemos que es padre de varios príncipes de Hannover, y que estos se llevan estupendamente con los Casiraghi, ya que comparten aventuras de su adolescencia y una hermana pequeña. Y todos junto con las dinastías más adineradas de Sudamérica le han dado a Paris y Londres un toque a lo Gran Gatsby, que para sí quisieran algunos.

Fue una boda llena de glamour, príncipes y princesas, de las de verdad. Una boda en la que el novio, fiel a su apellido apareció con aspecto de venir de tomarse la última copa, eso sí luciendo chaqué y junto a él una princesa  perfecta.

En esta boda desde mi punto de vista los Hannover y los Casiraghi aparecieron con aspecto de que no les dio mucho tiempo al arreglado. Como si la juerga del día anterior hubiese acabado demasiado tarde y se le pegaran las sábanas la mañana de la boda y no les reprocho nada que a todos nos ha pasado en alguna ocasión.

El novio arrugado y despeluñado, la hermanastra, Carlota, con un sombrero "socorrido" , de esos que te pones para que no se te vea el pelo sucio, de hecho no se le veía el pelo. La hermana pequeña con un arreglado informal de esos de "me he puesto lo primero que he pillado".

En esta boda las que realmente estaban estupendas eran las cuñadas, Tatiana y Beatrice. Perfectas, como si no las hubieran invitado a esa preboda de hermanos y hermanastros , que debió de terminar muy tarde, tanto que a Carlota no le dio tiempo a lavarse el pelo y  que hizo que el novio al más puro estilo Ernest Hannover, el patriarca, apareciera con aspecto de tener resaca en su propia boda.

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