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Un pasatiempo y algo más

Título: LINE OF DUTY

Creador: Jed Mercurio

Reparto: Martin Compston, Lennie James, Neil Morrisey

Cadena: BBC 2

Clasificación: 3/5 

LiNE OF DUTY’ o de cómo un hombre –un policía– deja de ser, por amor, por obsesión, por ofuscación, ambos, un buen hombre y un buen policía. La primera temporada es un thriller al uso, con sus giros narrativos dispuestos en el punto exacto para causar sorpresa, preparados para tomar un rumbo diferente que consigue mantener el interés e incitar al espectador a llegar hasta el final. No resulta magistral, pero sí entretenida. Se presenta como una aceptable opción veraniega, sobre todo porque hay más temporadas y podemos engancharnos lo justo para huir del calor y ocupar las horas. Es inglesa, de la BBC, por tanto contamos con la seguridad de un producto realizado con suficiente oficio como para confiar y descansar. La serie tiene dos lecturas, lo que resulta ideal para la época. Que no nos apetece ir más allá, pues no pasa nada porque los capítulos se ven sin esfuerzo. Sin embargo, sí que existe un intento de traspasar esa barrera del mero entretenimiento y alcanzar otro nivel de profundidad. Sin ser redonda, necesariamente más trabajada, es verdad que se vislumbra otra cosa y que tomar el camino de esa otra cosa es lo que, al final, acaba siendo interesante. El nivel –llamémosle A–, no descubre más que una intriga policíaca que repite la estructura conocida de todos los thriller del mercado. Efectivo, con tendencia a caer en lo simplón. Existe, no en todas, pero en esta sí, un nivel B, que se adentra en los personajes protagonistas y procura darles una verdadera dimensión. Es ese planteamiento el que aporta el atractivo y es por eso que seguimos viéndola. 

El quid de la historia se encuentra en los dos protagonistas –los dos policías pero en bandos contrarios– uno perteneciente al equipo de anticorrupción y el otro, presuntamente corrupto. Uno investigador y el otro investigado. Entre ambos se va a establecer una relación que podría calificarse de enfermiza, o, al menos, no del todo saludable. El acierto del guion es no cerrar la relación hasta el final, y es, precisamente, esa prolongación del conflicto lo que les lleva a cometer más errores en la trama. 

Para alargar la situación, se hace necesaria la intervención de más personajes que presionen ese eje. 

El equilibrio se verá alterado, de esta forma, por unos secundarios que se acaban convirtiendo en clave de las acciones protagonistas. Una pena el endeble desarrollo de estos personajes femeninos que se quedan cortos y un poco planos, con lo que, en general, la trama pierde fuerza. 

La idea del ascenso y caída de un profesional está bastante bien llevada, sobre todo si le concedemos una reflexión a posteriori acerca de lo indivisible del ser en cuanto ser (perdónenme, es nostalgia adelantada por la eliminación de la filosofía como materia de estudio), me refiero a ese intrincado universo de relaciones que nos conforman, que nos hacen ser como somos y que determinan nuestro comportamiento en cualquier esfera pública o privada en la que nos movamos. Por mucho que la ficción intervenga en nuestra conducta, tanto social como individual, la esencia, aquello que nos impulsa, que nos lanza sin freno tanto a cometer errores como a obtener la gloria, es la que sale a flote a la hora de la verdad. Y lo mismo para bien que para mal. Basándose en esta premisa, la narración transcurre por derroteros no demasiado ariesgados pero sí correctos, sin adentrarse en problemáticas que requerirían un desarrollo más intenso. 

Varias temporadas de ‘Line of duty’ sirven de relajación y, si apetece, ofrecen la oportunidad de pensar un poco, pero ya saben, poco, con la calma estacional.

Incentivos en televisión

RECIÉN DESCUBRO (llámenme lenta) Ten TV, que se presenta algo así como el paraíso para este pequeño espacio de variedades catódicas. Ayer tuve ocasión de ver un adelanto de su programación y ya se me hizo la boca agua. Va a ser, les comunico, un no parar con esta cadena. ‘Te vendo tu mansión’ es un ejemplo de las maravillas que nos ofrecen. Agentes inmobiliarios afincados en Los Ángeles que nos muestran un estilo de vida al que no, no llegamos. Soñar o cambiar de trabajo.

* Artículo publicado en la edición impresa de El Progreso y Diario de Pontevedra el día 23/07/2016

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