Un guardia civil enfermo de Ela recibe un cariñoso homenaje en Monforte

"Cuando me veáis no lo hagáis con pena o tristeza", pidió Germán Macía
Germán Macía, durante el homenaje
photo_camera Germán Macía, durante el homenaje

"Cuando me veáis no lo hagáis con pena o tristeza, recordad la alegría que me caracteriza y os pido que aunque ya no me encuentre en el servicio activo no me dejéis caer en el olvido". Esas fueron las emocionadas palabras que el guardia civil Germán Macía les dedicó este martes a sus compañeros en un homenaje que estos le rindieron en Monforte, en el que participaron más de un centenar de personas.

Macía tiene 46 años y dedicó toda su vida a la Benemérita. Sin embargo, el pasado mes de octubre su mundo cambió por completo cuando le diagnosticaron esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Esta enfermedad lo mantiene prácticamente paralizado y Germán Macía, acostumbrado a trabajar cada día, hacer deporte e implicarse en un montón de actividades, tuvo que echar el freno de repente.

Asegura que cuando llegó el diagnóstico (que él ya se temía después de dos años de síntomas y numerosas búsquedas en internet) se vino abajo, pero al día siguiente recuperó la positividad y el sentido del humor que le caracteriza.

Durante el acto de este martes Germán Marcía tuvo palabras de agradecimiento para todos sus compañeros, especialmente para los que acuden con frecuencia a visitarle y no se olvidan de él. El olvido es lo que más asusta a Macía.

Pero, además, el homenajeado hizo un repaso de su trayectoria profesional y tuvo duras palabras para esas "personas que se dedican a crear problemas donde no los hay y dividir al grupo", e instó a los mandos de la Guardia Civil a que hagan lo posible para erradicar ese tipo de conductas.

Los que mejor lo conocen explican que una de las características de Macía es la claridad y la contundencia de sus palabras y no se extrañaron de las afirmaciones de un agente que desde los siete años quiso ser Guardia Civil y que "siente la Benemérita".

Germán Macía trabajó durante 25 años y en ese tiempo pasó por destinos como Monforte, Sarria, Burela y O Incio, lugares desde los que este martes se desplazaron muchos de sus antiguos compañeros.

Comenzó a encontrarse mal durante un partido de fútbol de veteranos, cuando notó que no podía correr. Fue perdiendo movilidad y comenzó su calvario.

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