Un cohete indio explota al minuto de ser lanzado

La India fracasó este sábado en un intento de lanzar un cohete de construcción nacional propulsado con un motor criogénico de fabricación rusa, al explotar la nave por un fallo técnico pocos minutos después de haber despegado.
 
La nave, un vehículo de lanzamiento de satélites conocido como GSLV-F06, partió a las 16.04 horas locales (10.30 GMT) desde la base de Shriharikota, en el sureste de la India, emitiendo un fuerte estruendo y una densa llama naranja por la cola, y al cabo de un minuto se desintegró, según los medios indios.
 
"Parece que la primera fase del cohete se ha desarrollado con normalidad. El problema ha aparecido en la segunda fase, ya que el cohete no consiguió la suficiente propulsión", explicó a la agencia IANS un oficial de la Organización de Investigación Espacial de la India (ISRO). No obstante, otra fuente de la ISRO, citada por PTI, aseguró que el problema surgió ya en la primera fase del despegue, aunque no detalló esta afirmación.
 
El GSLV-F06, con un coste estimado en unos 3.000 millones de rupias (66,6 millones de euros) debía encargarse del transporte del satélite de comunicaciones GSAT-5P, de 2,3 toneladas de peso y un valor aproximado de 1.250 millones de rupias (27,7 millones de dólares).
 
El lanzamiento estaba previsto inicialmente para el pasado día 20 de noviembre pero fue abortado entonces al detectarse un escape en una de las válvulas del motor.
 
Hasta ahora, los lanzamientos anteriores de la ISRO utilizando tecnología criogénica han contado con motores de fabricación rusa, salvo uno efectuado en abril de este año -también fallido- en el que probaron con un motor de fabricación autóctona.
 
Los científicos indios han tardado 18 años en poner a punto la compleja tecnología criogénica, con la que buscan situar al país en el reducido grupo de potencias que cuentan con esta capacidad: actualmente Estados Unidos, Rusia, China, Japón y el consorcio aeroespacial europeo.
 
Estos motores, que usan hidrógeno líquido como combustible, proporcionan un empuje adicional que permite el lanzamiento de satélites más pesados en órbitas de transferencia geosíncrona (GTO) a alturas de 36.000 kilómetros sobre el ecuador.

 

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