La Organización Mundial del Turismo advierte que gran parte de los cambios que impone el covid son de largo recorrido y que la pandemia solo puso en evidencia que algunos modelos de explotación estaban totalmente agotados. La sociedad reclama nuevos tipos de alojamiento, actividades y complementos que permitan disfrutar más y mejor de los destinos, que las estancias se conviertan en experiencias y que las transacciones económicas repercutan en las economías locales, no en los grandes grupos empresariales. Además, se impone la conciencia eco y la salud del planeta.
1. Dónde alojarse
→ Independencia
Ganan peso las alternativas que favorecen el aislamiento. Las viviendas de uso turístico, el cámping, las casas rurales, las cabañas y las autocaravanas. Aquellas propuestas que aporten intimidad y en las que no haya que compartir zonas comunes son la opción de futuro.
2. Cómo moverse
→ Menos aviones
El covid impuso el miedo a los transportes, especialmente a trenes, metros y aviones, pero a largo plazo también se busca una conciencia eco. Es decir, menos vuelos (por la alta contaminación de los aviones) de un país a otro y más tiempo de permanencia en los destinos.
3. Qué comer
→ Productos locales
El cliente valora especialmente la gastronomía local. Adiós a la comida rápida y hola al restaurante de toda la vida con huerta propia. Además, puntúan las cartas con opciones vegetarianas, veganas, alternativas para personas con celiaquías o con intolerancias alimentarias.
4. Respeto
→ Adaptabilidad
El nuevo turismo está pensado para todo los perfiles. La familias también viajan, los niños vuelven a recuperar su espacio, las opciones para personas con problemas de movilidad se multiplican. También se tiene muy en cuenta a las mascotas y los servicios que se ofrecen para ellas.
5. Entorno urbano
→ A pie o en bici
La sostenibilidad se impone también en las ciudades. Las rutas a pie o en bici por entornos urbanos cotizan al alza. Por un lado, estas alternativas permiten reducir la contaminación, pero también dan la posibilidad de personalizar los trayectos y elegir cuándo y dónde se hacen paradas.
6. Qué hacer
→ Cultura local
Gana importancia el conocimiento consciente del entorno. Vivir y hacer lo que hacen los vecinos de cada destino, compartir rutinas. Participar en una vendimia, ayudar en la huerta o colaborar en el cuidado del ganado, son alternativas cada vez más valoradas por los nuevos viajeros.
7. En los interiores
→ Aforos reducidos
Los espectáculos, los museos o las galerías tienen que adaptarse a las nuevas necesidades. La distancia social y los grupos reducidos se imponen por motivos sanitarios pero también para que los que elijan esta alternativa puedan disfrutar de ellas con la calidad que se merecen.
8. Experiencias
→ Desde otra óptica
El turismo que viene también invita a disfrutar de los lugares desde otro punto de vista. Hacer una ruta nocturna por los bosques gallegos, conocer la Ribeira Sacra en globo, bucear en las aguas de A Mariña o visitar un casco urbano de la mano de un guía local, son algunas de las posibilidades.
9. Zero Waste
→ En todos los detalles
El movimiento Zero Waste defiende el consumo responsable y la reutilización de productos y se incorpora al turismo a todos los niveles. Tanto en los locales de alojamiento y en el sector hostelero como en las rutinas de los viajeros, que apuestan por reducir su impacto sobre el entorno.
10. Dónde comprar
→ Mercados locales
Artículos de artesanía, decoración, alimentación de producción ecológica... conforman una oferta única para el visitante. Los mercados locales son el escaparate perfecto para estos artículos con personalidad, que favorecen la economía local y que reflejan la esencia y la personalidad del destino.