La enfermedad tromboembólica venosa es la segunda causa de muerte en enfermos de cáncer —a medida que los tumores crecen van ejerciendo presión sobre las venas y eso favorece los trombos— y por eso centró una parte importante del tercer congreso provincial de Somos Unidos por el Cáncer, que se celebró este sábado en la escuela de Enfermería.
La internista Beatriz Pombo y el hematólogo Michael Calviño, ambos del Hula, explicaron la importancia de que los oncólogos estén atentos a esa otra dolencia e informaron de la efectividad de los nuevos anticoagulantes, algunos de los cuales aún no cubre el servicio público de salud.
El congreso abordó en esta edición la enfermedad oncológica desde una perspectiva bastante integral. Se habló, por ejemplo, de salud bucodental —qué medidas llevar a cabo antes de iniciar el tratamiento y qué medidas son compatibles con estos—; de cómo intentar mitigar las toxicidades de algunos fármacos y del "buen morir". Sobre cómo abordar el fallecimiento hablaron médicos y enfermeros del Sergas, muchos de ellos miembros de comités deontológicos, de bioética o de cuidados paliativos. No obstante, el interés del público fue dirigido más bien a cómo abordar la noticia de la enfermedad, sobre cómo darla y cómo recibirla y acompañar.
Uno de los temas que más interés despertó fue cómo abordar la noticia de la enfermedad
La importancia de la comunicación entre pacientes y sanitarios fue abordada por la especialista Natalia Gironella, una de las escasas ponentes que hubo de fuera de Lugo. Otro fue José M. Salas, de Murcia, que presentó el proyecto 'La ambulancia del deseo', un servicio que Somos Unidos por el Cáncer también va a empezar a ofrecer en Lugo.
El congreso contó con un elevado número de asistentes y también sirvió para conocer los servicios de oncología que ofrece el Hula, tanto a nivel de tratamiento y diagnóstico como de investigación. "No quedó ninguna duda de que tenemos una radioterapia del siglo XXI, por ejemplo", afirmó la oncóloga Begoña Campos.
PREMIOS
En el congreso se fallaron los Premios Mirian Vázquez. El de fotografía lo ganó una mujer de Cádiz; el de relato, Sabela Núñez Singala, de Muimenta, y el audiovisual quedó desierto.
