Los tratamientos biológicos de artritis reumatoide son eficaces ocho años

Reumatología del Hula estudió cuánto tiempo siguen funcionando de media los llamados fármacos anti-TNF

La reumatóloga del Hula Noelia Álvarez. J. VÁZQUEZ
photo_camera La reumatóloga del Hula Noelia Álvarez. J. VÁZQUEZ

Los tratamientos biológicos llamados anti-TNF para la artritis reumatoide tienen una eficacia media de ocho años. Esa es la conclusión del estudio realizado por Reumatología del Hula, del que es la primera firmante Noelia Álvarez Rivas, y que aspiraba a conocer cuánto tiempo continúan funcionando esos fármacos en pacientes afectados por una de las enfermedades reumatológicas más frecuentes.

La doctora Álvarez explica que precisamente por ese motivo se eligió esa patología y también recuerda que los fármacos biológicos anti-TNF se prescriben también para otras como la artritis psoriásica y las espondiloatropatías.

Esos medicamentos son, en realidad, un tratamiento de segunda línea. Esto quiere decir que, cuando un paciente es diagnosticado de artritis reumatoide se le receta inicialmente el tratamiento convencional, los llamados Fame (Fármacos Modificadores de la Enfermedad) y cuando este deja de tener eficacia, se le prescribe un biológico.

"Hay pacientes para los que los Fame dejan de ser eficaces enseguida y otros, en los que la enfermedad permanece 'dormida' durante años gracias a ellos. Para los primeros la aparición de los biológicos fue muy importante porque antes no tenían otra alternativa de tratamiento", recuerda.

La llamada supervivencia de esos medicamentos biológicos fue también estudiada en otros trabajos, que arrojaron resultados similares a los obtenidos por el equipo del Hula, si bien ligeramente inferiores.

Conocer el tiempo medio de eficacia de esos fármacos en los pacientes del Hula permite, según recuerda la doctora Álvarez, reunir información no solo sobre ese aspecto en concreto sino también sobre la seguridad de esos tratamientos. La principal causa de interrupción definitiva del tratamiento fue por pérdida de eficacia, según apunta la especialista del hospital lucense. Es decir, se detiene porque ya no funciona no por cuestiones como, por ejemplo, efectos adversos.

El artículo que recoge el estudio fue publicado en la revista científica de la especialidad Reumatología Clínica.