Unas 150 personas participaron este lunes en la marcha que partió de la planta de Alcoa, en el municipio de Cervo, y terminó en la Praza do Concello de Burela, para pedir medidas que favorezcan la supervivencia de las fábricas que la multinacional tiene en Galicia –A Coruña y Cervo– y Asturias.
En esa marcha, además de trabajadores y representantes sindicales, participaron también representantes políticos de A Mariña.
El presidente del comité de empresa de la factoría de Cervo, Xosé Paleo (CIG), reconoció que los empleados de ese centro de trabajo no están "para nada" tranquilos, a pesar de que el anuncio de cierre por parte de Alcoa solo le afecta a las plantas de Avilés y A Coruña.
De hecho, en declaraciones a los medios de comunicación subrayó que la "dirección" busca con esta estrategia "dividir" a los propios trabajadores, pero "posiblemente, en un futuro corto, si no se soluciona el problema de la energía", la plantilla de Cervo podría estar "viviendo una situación parecida".
En el manifiesto que leyeron en la Praza do Concello, los representantes sindicales solicitaron un precio de la energía justo y competitivo a nivel europeo, dado que las fábricas que Alcoa tiene en países como Noruega o Islandia consiguen el suministro con una tarifa "tres veces más barata" que los centros de España.
De hecho, recordó que una de las plantas de la multinacional en Noruega es rentable, a pesar de que tiene la misma tecnología que la fábrica de Alcoa en A Coruña.
"El problema es la energía", insistió Paleo, porque se está "cobrando la producción de las hidroeléctricas y de las centrales nucleares" al mismo precio que la energía que se produce en plantas que usan gas.
Por ello, afirmó que cualquier medida que contribuya a fijar un precio de la energía asumible para que Alcoa siga funcionando durante muchos años, será "bien recibida".
