Trabajadores que saltan barreras

El Ben Empregado abre la puerta al mundo laboral a 28 lucenses de colectivos vulnerables. Tres están en Cospeito

Raquel Braña, de comunity manager.EP
photo_camera Raquel Braña, de comunity manager.EP

COSPEITO. Acceder al mundo laboral puede ser más complicado para unos que para otros. Pero hay trabajadores que demuestran que se pueden saltar todas las barreras. Solo es necesaria una oportunidad para dejar claro que no hay imposibles. Y es el ejemplo de 28 lucenses de colectivos vulnerables, con capacidades diferentes o en riesgo de exclusión social, que fueron contratados en diversas empresas de la provincia a través del programa Ben Empregado de la Diputación de Lugo. Tres de ellos narran su trabajo en Cospeito.

Francisco Ramil, de 47 años, es sordo. Nació en Ortigueira pero vive en Lugo y ya lleva cuatro meses trabajando en el Pazo de Verdes, en Feira do Monte. Ejerce como jardinero o realiza labores de mantenimiento. «Pintar, carpintería... Que esté todo bien», explica en lenguaje de signos y traduce una intérprete.

«Me siento bien», dice este hombre, que estuvo 13 años en una empresa de mármoles. Llevaba tres meses en el paro cuando consiguió este trabajo. «El primer día vino la intérprete pero ya estoy acostumbrado, me entiendo bien con el jefe y cuando no, nos escribimos», dice, y defiende que no hay barreras, o al menos, todas pueden saltarse. «El paro fue en la época de crisis y ahora mi idea es luchar hasta encontrar algo adaptado. Si me quedo aquí, bien, si no puede ser en otro sitio. Nunca se sabe», explica.

En el mismo lugar, trabaja también desde hace cuatro meses Raquel Braña. Es de Madrid, pero lleva seis años afincada en Castro. Tiene 27 años y sufre una enfermedad muy poco conocida, el síndrome de Müller Weiss.

«El Ben Empregado fue una oportunidad muy grande y espero poder quedarme aquí a jornada completa», dice con una sonrisa. Le gusta lo que hace. Como comunity manager gestiona la web del Pazo de Verdes y las redes sociales. «La infraestructura es preciosa, el entorno...», explica mientras camina por la casa, que dispone de ocho habitaciones temáticas que se abrieron al público en 2006 y cierran en invierno, la época de más frío y menos demanda.

«Llevaba unos meses en el paro pero antes estuve años trabajando en una empresa de Outeiro de Rei», dice mientras habla de su nuevo trabajo.

A pocos kilómetros, en Muimenta, Gonzalo Folgueira, de 50 años, ya consiguió que la puerta al mundo laboral no vuelva a cerrarse, al menos por una buena temporada. Lleva varios meses en talleres Saiga.

«Xa me cambiaron o contrato a indefinido. Pola miña parte espero botar aquí tempo, e creo que pola do xefe tamén, que está disposto», cuenta. Tuvo dificultades por una enfermedad. «Botara aquí 14 anos, pero marchei para Castro de comercial e collín o paro porque estaba cansado de tanta carretera. Abrín un bar na Pastoriza, que non funcionou moi ben, e levaba sete meses sen traballar», relata un mecánico con experiencia. «Foi unha gran oportunidade entrar no programa. Eu son de aquí e gústame o traballo», dice.

Como ellos, 25 lucenses más de colectivo vulnerables que estaban en el paro están trabajando actualmente: nueve más en Terra Chá, once en la comarca de Lugo, uno en Sarria, dos en la comarca de Lemos, una en una empresa de A Mariña y uno en A Montaña.

«Coa terceira edición do Ben Empregado ofrecemos por vez primeira financiar na totalidade os custos laborais de lucenses desempregados de colectivos vulnerables dentro da nosa aposta por unha Deputación coas persoas e máis social, que traballa pola igualdade de oportunidades», explicó Darío Campos, que este lunes visitó a los tres trabajadores de Cospeito junto a la diputada de promoción económica y social, Sonsoles López, el diputado de Terra Chá, Eduardo Vidal, la edil de Cospeito, Rosa Morán, y miembros de Cogami y Fadas, los colectivos que se encargan del servicio de intermediación.

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