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'Tiburones de Copacabana' sorprende en la Semana de Cine como drama bizarro

CON MÁS pantallas y más títulos en el folleto, la 37ª Semana Internacional de Cine de Autor de Lugo -rebautizada como Sica- amplía su programa para llegar a un público más amplio pero, posiblemente, diferente al de otros años.

El ciclo ‘O mellor do ano’ lo abrió la adaptación del ‘best seller’ sueco ‘El abuelo que saltó por la ventana y se largó’, de Jonas Jonasson. La película de Felix Herngren imita el estilo de la comedia europea que popularizó Jean Pierre Jaunet, primero con ‘Amelie’ y años más tarde con ‘El extraordinario viaje de T.S. Spivet’.

Herngren sustituye a los niños de Jaunet por un anciano que vive su propia aventura sin apenas darse cuenta. ‘El abuelo que saltó por la ventana y se largó’ es una comedia tan amable y confortable como la novela superventas, ambas piezas fabricadas para el éxito entre un público adulto que no vería con malos ojos una versión senil de ‘Forrest Gump’.

La sorpresa, por incomprensible y bizarra, llegó en la sección oficial, con la película brasileña ‘Los tiburones de Copacabana’. Este drama con chispazos de comedia generacional y sexual acaba pareciendo el capítulo piloto de un culebrón sobreactuado.

La película de Rosario Boyer despierta risas en los pasajes pretendidamente más dramáticos y el delirio más absoluto en los giros de un guion mal escrito y peor filmado.

El ciclo ‘Colleita Dourada’, a priori una de las propuestas más interesantes del certamen, decepciona en su primera jornada. El riesgo en la selección de títulos, algo siempre digno de alabar, se enfrenta a un primer obstáculo insalvable: la sala escogida del Mihl tiene peor acústica que el portal de su casa.

Este ciclo se abrió con el cortometraje boliviano ‘No tengo lugar en esta vida’, pequeña fábula muda sobre un mendigo que vaga por las calles de La Paz con un saco a cuestas. Mezcla entre vagabundo chapliniano y ese hombre acechado por la sociedad mediante eslóganes publicitarios de ‘Están vivos’, de John Carpenter, su actitud despreocupada y obediente choca con las advertencias y amenazas que le llegan a través de mensajes institucionales y pintadas callejeras.

A continuación, ‘Zoe’ de Ánder Duque, es un drama realista que sigue los pasos de una mujer desahuciada con una hija en edad escolar. ‘Zoe’ es un proyecto incómodo con una producción amateur y una escenografía cotidiana que pretende agitar conciencias, entregándose a la mirada y al baile inocente de una niña que solo desea ser rica para poder comer.

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