Tensión al estilo "Masterchef" en el IES Sanxillao

photo_camera Un momento del emplatado. VICTORIA RODRÍGUEZ

Las cocinas del IES Sanxillao bulleron de actividad y de talento en la mañana de ayer. En sus fogones, ocho equipos de otros tantos centros en los que se imparten ciclos de hostelería en Galicia prepararon sus menús para la primera semifinal del concurso que organiza la empresa lucense Quescrem con el fin de impulsar el talento gastronómico que se cuece en las escuelas de cocina del país. Además de la pareja que representaba al instituto de Lugo, prepararon sus menús completos, en un ambiente de actividad frenética, los equipos del IES Fragas de Eume de Pontedeume; el centro integrado de FP Compostela; el IES Vilamarín de Ourense, el centro integrado Carlos Oroza de Pontevedra, el IES Manuel Antonio de Vigo, Essengra de Ferrol y del Centro Superior de Hostelería de Galicia.

Los participantes llegaron a esta prueba tras una preselección entre once aspirantes. En la semifinal tuvieron que realizar un menú nutricionalmente equilibrado compuesto de primer plato, segundo plato y postre, con la condición añadida de que tenían que utilizar alguna de las modalidades de Quescrem en sus elaboraciones. Los equipos contaron con tres horas para llevar a cabo sus propuestas.

Los futuros cocineros no solo debían centrarse en el valor nutricional de sus menús, sino también esmerarse en la presentación, el sabor y la originalidad, puesto que eran tres criterios que el jurado tuvo especialmente en cuenta.

El certamen, explica el profesor del Sanxillao Carlos González, supone una oportunidad «genial» para el alumnado de cocina. «Es lo que buscamos porque aporta contacto directo de los alumnos y la escuela con el producto local, que es algo que nos interesa mucho porque estamos en la filosofía del kilómetro cero», explica este docente, en referencia a la práctica de consumo que implica utilizar los ingredientes que se producen en el entorno cercano para evitar el despilfarro de energía que supone el transporte de mercancías largas distancias. «En el centro recibimos un montón de propuestas y no podemos atenderlas todas, así que intentamos dar prioridad al producto de la zona», añade.

Este es la tercera edición del certamen, pero la primera vez que el Sanxillao acoge alguna de las pruebas. Dado que participan 26 centros de Galicia y norte de España se celebrará una segunda semifinal en la que tomarán parte escuelas de Asturias, Cantabria y Pais Vasco y que tendrá lugar en Bilbao el día 22 de febrero.

De cada una de estas dos fases saldrán tres parejas de concursantes que participarán en la final, que tendrá lugar el 15 de marzo en el centro integrado de FP Compostela, la escuela ganadora de la edición anterior.

El equipo ganador conseguirá un cheque-beca de 1.500 euros para realizar la formación práctica en verano; la escuela en la que estudian recibirá un cheque de 1.000 euros para invertir en material escolar, así como productos Quescrem gratis durante un curso escolar por un valor total de 500 euros. Este año habrá, además, dos accésits con mención especial de 300 euros.

CAMBIA EL PERFIL. En la sección de Hostelería del IES Sanxillao estudian, en alguno de los distintos ciclos que se ofertan -que cubre desde formación básica hasta superior-, unos 250 alumnos.

Tal y como reconocen los profesores Carlos González e Isabel Carreiras, el perfil del alumnado que se matricula en estas enseñanzas ha ido cambiando a lo largo de los últimos años, en gran medida influido por los concursos de televisión gastronómicos. «Masterchef hizo virguerías « por el sector profesional, reconoce Isabel. La transformación se nota sobre todo «en el perfil y la motivación de los alumnos», abunda Carlos González. «Antes venía gente con un nivel de estudios medio-bajo y ahora conseguimos atraer gente con estudios superiores, en eso se nota muchísimo el tirón mediático».

También cambió el valor social de la profesión. «Hace 15 años ser cocinero era una profesión más y no estaba tan valorada, pero hoy tiene mayor consideración», concuerdan.

Sin embargo, matiza Isabel Carreiras, para permanecer en el sector es necesario tener una vocación muy fuerte porque los horarios laborales son muy exigentes y hay que tener una dosis elevada de pasión por la cocina para sobrellevar las incomodidades.

«En la escuela es distinto, porque las condiciones son otras, pero algunos cuando empiezan a trabajar y ven que tienen que estar también los fines de semana, cuando otros están divirtiéndose, abandonan la profesión», explica, aunque matiza que las condiciones no son las mismas en todos los puestos.