Templando gaitas

A mediados de junio, antes de iniciarse el Arde Lucus y en el arranque de la nunca justificada huelga de recogida de basuras, nadie sospechaba que asomaría agosto con el conflicto sin rematar, con una urbe desquiciada y sumida en el caos, lo que sin duda sufrimos quienes la habitamos y perciben los que nos visitan, que cada vez serán menos. ¿O el estercolero atrae turistas, como oigo, estupefacto, decir al alcalde? Pero tan sorprendente no es que el Concello, fruto de su incapacidad e ineptitud, no hiciese otra cosa que esperar a que las cosas se arreglen por sí solas, que hasta ahora no sucedió, sino que los empresarios, asociaciones vecinales y federaciones varias esperasen casi dos meses en sentirse perjudicadas y en reaccionar con la tibieza que las caracteriza, clamando a destiempo y sin la contundencia que la situación requiere; al parecer, solo ahora afecta a sus negocios y merma el rédito y descrédito comercial. Por omisión son cómplices y tan culpables como los actores del desaguisado por templar gaitas y andar con paños calientes. Esto es Lugo.


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