Las sustancias legales centran la mitad de las adicciones en Drogodependencias

El 53 por ciento de los pacientes atendidos en el centro, con sede en Burela, están a tratamiento por alcohol y tabaco

Conchi Abad y Mayte Lanza. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Conchi Abad y Mayte Lanza. JOSÉ Mª ÁLVEZ

Más de la mitad de los pacientes que se encuentran a tratamiento en la Unidad Asistencial de Drogodependencias (UAD) de Burela, con ámbito de actuación en catorce ayuntamientos de la comarca, lo están por adicciones a una sustancia legal, como el alcohol y tabaco, a lo que hay que sumar un porcentaje de entre 1,28 y 2,27 por ciento que lo están por ludopatía. El 45 por ciento restante son atendidos por adicciones a opiáceos, cocaína, drogas de síntesis o cannabis.

Los datos aportados por el centro son de los últimos cinco años y se refieren siempre a personas que están siendo tratadas en la unidad, "por lo que no son extrapolables a la incidencia o prevalencia del consumo en la población general", recuerda la directora del centro y psicóloga, Conchi Abad, quien incide además que en el balance se hace únicamente referencia a las drogas "que se establece como sustancia principal en cada caso".

Entre los aspectos que más llaman la atención se encuentra el hecho de que se empieza a notar un "cambio significativo" en el perfil del paciente ludópata, pues frente al tradicional de un adulto de edad media adicto a las tragaperras emerge en este año un perfil de adulto joven, mayoritariamente varón, adicto a las apuestas on line y casas de apuestas.

ESCALÓN. Un perfil que muda también de forma negativa entre los consumidores de cannabis, ya que la mitad de los que solicitaron tratamiento el pasado año fueron menores de edad; además, la totalidad de los menores tratados por esta adicción consumían también alcohol y tabaco, lo que refuerza la idea que lanza la responsable del centro burelés "de la importancia de concienciar en casa y no quedarse con que el alcohol y el tabaco son drogas legales, pues estamos viendo que es el primer escalón para iniciarse en otras sustancias", señala.

Crece el número de menores de edad que consume cannabis y muda hacia el adulto joven el perfil del nuevo ludópata

Recalca Abad lo fundamental también de erradicar la normalización que a veces hacen las familias del consumo del alcohol, que es la droga legal más consumida en España, pues "por ejemplo en Navidad, en las casas se compra champán para los mayores y champín para los niños, con lo que les estamos mandado el mensaje de bebe de esto hasta que puedas de lo otro cuando el mensaje debe ser el no rotundo a beber alcohol", analiza.

Los últimos datos del Plan Nacional sobre Adicciones -antes de Drogas- recoge que el 75 por ciento de los menores de edad habían consumido alcohol en el último año (la mitad de ellos contando con la permisividad de sus padres), estadística que en Galicia es algo más elevada, quedando en el 75,4, según un estudio elaborado por la Universidad de Santiago en la parte occidental de la comunidad, que arroja otros datos muy preocupantes, como el hecho de que un 27 por ciento de jóvenes de tan solo 12 y 13 años había consumido alcohol, lo que en términos relativos supone unos 14.000 preadolescentes. Una edad en la que un 9,7 por ciento había probado el tabaco; un 4,5% el cannabis y un 0,5 por ciento la cocaína y el éxtasis, porcentajes que se amplían según aumenta la edad de los menores gallegos y que refuerzan la idea de algunos expertos que alertan de que "el salto de primaria a secundaria es una edad crítica".

El consumo de alcohol entre los jóvenes está directamente asociado al fin de semana, pues impera el denominado patrón nórdico, con ingestas masivas de bebidas de alta graduación concentradas en cortos periodos de tiempo. "A ellos les parece que es menos dañino, pero no lo es", asevera Conchi Abad, quien insiste en que lleva asociado otros riesgos como embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual.

Los usuarios se derivan desde diversos servicios médicos, aunque se mantiene el acceso directo, lo que ayuda a dar el paso

El alcohol es también la sustancia por la que más pacientes están a tratatamiento en la UAD con un 38%. La mayoría son hombres de entre 40 y 60 años, aunque en los últimos años hay una tendencia al alza en las demandas de deshabituación en las mujeres, que llegan ya al treinta por ciento de los pacientes.

Una media de 104 son los que se atienden por consumo de heroína, que es la segunda causa de tratamiento en Burela, a pesar de haberse reducido el pasado año el número de pacientes a tratamiento, tras el pico al alza que marcó 2016 con 122 pacientes.

Por consumo de cocaína están a tratamiento en la UAD unas cuarenta personas, un diez por ciento de los usuarios del centro, cifra que se eleva hasta el 15% en el caso del tabaco, menos de la mitad de los que se trató en 2015, que representaron el 26 por ciento.

Una media de 400 usuarios anuales
Unos 400 usuarios, un 25% mujeres, es la media anual de las personas que atiende la UAD de Burela. Un organismo dependiente de la Xunta —con acceso a su historial— pero gestionado por el Concello, propietario del edificio, con una subvención de la Fegamp.

Siete profesionales en plantilla
Hay dos psicólogas, médico, enfermera, auxiliar, trabajadora social y administrativo.

 

"El consumo es mucho más precoz"
La UAD burelesa complementa la asistencia con la prevención, que se realiza en los dos institutos bureleses a cargo de la trabajadora social del centro, Mayte Lanza, que imparte diversas charlas en función de las edades, aunque reconoce abiertamente que "la mejor prevención la tenemos cada uno en nuestra casa, con unos límites, unas normas, una supervisión y un control".

Una profesional, que lleva más de dos décadas en el centro, lo que le permite hablar de un claro cambio de tendencia, aseverando que "el consumo es mucho más precoz". "Con el instituto ha pasado como con el euro, que redondeamos y ya asumimos que los 12 años de ahora son los 14 de antes y hay una mayor permisividad que favorece el consumo de determinadas sustancias", explica, al tiempo que reconoce que "las salidas nocturnas empiezan antes" y que las modas llegan más rápido gracias a las redes sociales y "algo que se hace en cualquier parte del mundo a la media hora se hace aquí", por lo que no es válida la percepción de que al vivir en un sitio más pequeño parece todo más fácil de controlar, porque a veces puede ocurrir todo lo contrario, pues "están en las mismas zonas grupos de jóvenes que fuman porros con los que no lo hacen, por lo que a veces es más fácil acceder", explica.

Alcohol y tabaco, extendidas también a la cachimba y los vapers, centran las charlas, en las que también se aborda la "peligrosidad" de mezclar alcohol con bebidas energéticas y el consumo de cannabis, para desmitificar sus supuestas bondades.

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