Sufre un infarto tras declarar en contra de su pareja por una violación

La mujer tuvo que ser atendida después de un interrogatorio plagado de contradicciones, por lo que el hombre quedó en libertad
Coches de Policía y ambulancia la noche del miércoles en el juzgado. EP
photo_camera Coches de Policía y ambulancia la noche del miércoles en el juzgado.

Una mujer tuvo que ser atendida en la noche de miércoles tras sufrir un infarto justo después de declarar en el juzgado de violencia machista, por una denuncia de violación contra su pareja. El incidente hizo que se vivieran momentos de gran tensión mientras llegaba la ambulancia, tiempo durante el que dos agentes de la Policía Nacional estuvieron practicándole masajes cardíacos mientras funcionarios del juzgado y los dos abogados presentes trataban de que volviera en sí. La mujer ha conseguido recuperarse.

El suceso fue el dramático final a una larga jornada en la que la mujer tuvo que pasar muchas horas formalizando la denuncia mientras el sospechoso permanecía en el calabozo. Fue en torno a las diez de la noche del miércoles, y mientras el detenido comenzaba a prestar declaración, cuando la mujer cayó desplomada, tras haber soportado mucha tensión en su propio interrogatorio, en el que al parecer cayó en numerosas contradicciones hasta el punto de ser advertida por el propio magistrado. Este rechazó el ingreso en prisión del investigado, que quedó en libertad con una orden de alejamiento de la mujer, que fue trasladada al Hula.

Según explicaron a este diario fuentes directas, la mujer denunció el martes que su pareja, con la que había cortado relaciones una semana antes, había entrado de noche en su domicilio y la había violado repetidamente, tanto vaginal como analmente. El hombre fue inmediatamente detenido.

Su declaración, que comenzó el miércoles por la mañana, fue complicándose a medida que avanzaba por problemas con la traducción. La denunciante mantuvo que desde que habían roto no había vuelto a ver a su pareja ni a tener contacto directo hasta la noche de la violación, la del domingo al lunes. Sin embargo, parece que buena parte de su versión se desmoronó cuando se le presentaron pruebas de que no solo había enviado mensajes y fotos al hombre, sino que habían estado juntos de copas, habían dormido juntos el sábado y el domingo y desayunado en un bar la mañana siguiente a la supuesta violación.

GRITOS. Esas contradicciones pusieron fin a una declaración en la que la tensión se había ido acumulando todo el día. Ella fue acompañada hasta una de las salas de protección a las víctimas. Fue cuando el detenido comenzaba su declaración cuando comenzaron a escuchar gritos. Llegaron justo para ver cómo ella iba perdiendo la consciencia. "Los ojos se le quedaron en blanco", relata uno de los testigos, "pensaba que se quedaba muerta allí mismo".

Dos de los policías nacionales comenzaron a turnarse para realizarle masajes cardíacos. "Nos pareció que la ambulancia tardó muchísimo, se nos hizo muy largo", explica otra persona presente. Fueron entre 15 y 20 minutos, nadie está muy seguro, eternos hasta que una unidad medicalizada con cuatro efectivos logró reanimarla del todo y se la llevó al Hula.