Opinión

'Spotlight'

LA PELÍCULA que ha triunfado este año en el reparto de galardones de los premios Oscar tiene como argumento una investigación periodística protagonizada por reporteros del rotativo bostoniano The Globe acerca de abusos de menores por parte de sacerdotes del clero de la archidiócesis.

Es interesante, aunque la trama cae en una cierta reducción a mi juicio, y plantea además una tesis que, si bien maneja sin duda datos y hechos muy seguramente ciertos, en lo que a las actitudes se refiere, al caer en una simplificación,  pierde credibilidad. Me refiero a que se presenta a las personas próximas a la Iglesia como un grupo dispuesto a mirar siempre para otro lado, que además reacciona con hostilidad a la investigación misma, y maniobra para impedirla o dificultarla por todos los medios. Y es muy probable que hubiera sujetos que tuvieran esa actitud y comportamiento, pero no creo que se pueda generalizar en la narración hasta el punto en que se hace.

Por lo demás si se trata de aproximar al espectador a una realidad y a unos hechos tan terribles, entiendo que debería hacerse trasladando con integridad los sucesos. La historia no acaba con el escándalo, las consecuencias también son parte del relato.

A mi juicio para completar el guion falta alguna referencia  al  desenlace,  concretamente a la renuncia a su oficio episcopal del cardenal arzobispo de Boston Bernard Francis Law con motivo de los hechos, teniendo que abandonar los Estados Unidos y trasladarse a Roma.

De modo que el escándalo determinó el apartamiento forzado de su ministerio episcopal, no solo justificado sino insoslayable a mi juicio, de uno de los prelados más significados de los Estados Unidos en los momentos en que los hechos tienen lugar. Y,  además,  el  acontecimiento  supuso  el  inicio  de una nueva actitud frente a las denuncias de abusos sexuales por parte de sacerdotes y religiosos. Como siempre en cualquier sucesión histórica de hechos, el cambio no tuvo lugar en un solo día; se inició entonces y ha conducido ya hoy a la publicación de protocolos y a la adopción por la Iglesia de contundentes y oportunas medidas frente a los protagonistas de abusos de la índole de los referidos en la cinta oscarizada.

En fin, es conocida la anécdota de que con ocasión de una de sus primeras visitas a la basílica romana de Santa María la Mayor por parte del Papa Francisco —como es sabido el Pontífice acude con frecuencia a orar ante el icono de la Virgen que allí se venera bajo la advocación de ‘María Salus Populi Romani’— se encontró con Law, ya que este, hasta no hace mucho, habitaba en una residencia sita en el complejo de la Basílica liberiana, que es como se denomina también dicho templo.

Al verlo, Francisco no ocultó cierto malestar y alejándose de él, le dijo: «No quiero que siga frecuentando esta basílica». Incluso al parecer el purpurado norteamericano va a terminar sus días recluido en un convento de clausura. Cuando las historias dan lugar a un desenlace creo que no debe omitirse alguna referencia al mismo. Y mucho más cuando de algún modo se pretende hacer pedagogía social.

Comentarios