Por las calles de las ciudades de Senegal se ve a unos niños mendigando por unas monedas o alimentos. A pesar de que es temprano, los pequeños llevan horas en pie, pues se levantan a las cinco de la mañana para orar en sus ‘daaras’ (o escuelas coránicas). Proceden de zonas rurales de Senegal y de otros países pobres o en conflicto y fueron entregados por sus padres a estos centros, regidos por ‘marabús’ o maestros, quienes los obligan a pedir limosna.
A estos pequeños se los conoce como ‘talibés’ y se calcula que en Senegal hay unos 50.000. Ayudar a estos niños es uno de los principales objetivos de la ONG sarriana Hospitaleros sin Fronteras, que lleva la solidaridad del Camino de Santiago al país africano.
La entidad recoge donaciones en huchas distribuidas por la ruta jacobea, pero también material escolar, ropa, calzado o medicamentos. Todo esto se puede entregar en el albergue A Pedra de Sarria, cuyos dueños promovieron la ONG. Una vez al año el colectivo se desplaza a Senegal para entregar lo reunido, por lo que buscan la cesión de un local para deposi-tar toda esta solidaridad.
El pasado mes, 14 voluntarios (Jose, Marta, Miguel, Daniel, Antía, María, Laura, Livia, Unai, Celes, Alicia, Sonia, Pablo e Iñaki) viajaron a Saly y M’Bour para llevar esta ayuda.
Durante dos semanas, todas las mañanas, ofrecieron una comida a niños ‘talibés’. En los primeros días se acercaron "cento e pico" y después fueron ya "máis de 200", cuenta María Carballeira. Con tan solo 60 o 70 euros diarios alimentaron a estos pequeños, de los que destaca su solidaridad. "Dábanse comida uns a outros se quedaban con fame", apunta esta profesora, que denuncia la "moi grave" situación los ‘talibés’.
Una de las grandes preocupaciones de la ONG es el acceso a la sanidad de estos niños. Por ello llegaron a un acuerdo con un hospital para atender a cerca de 70 pequeños de dos ‘daaras’, explica el sarriano José Mejías. El centro se encargará, de forma gratuita, de labores de desparasitación y prevención, además de atenderlos si tienen algún problema.
En su visita Hospitaleros también ofreció unos primeros auxilios a pequeños con heridas, infecciones de ojos o problemas de piel. "Fas o que podes co material que levas de aquí. É un traballo limitado. Víñenme coa sensación de que fai falla moita xente", señala la médica Laura Carballeira. Algunos niños caminaban hasta una hora por esos cuidados. "Cando volvemos vías que melloraran. Quédome con iso", afirma.
No solo fue ayuda material. También llevaron diversión a los pequeños, pues la ONG se introdujo en una ‘daara’ y los volunta-rios cantaron con ellos, pintaron u organizaron un taller de fotografía. Un retrato, algo tan usual para cualquier niño europeo, pero no para los ‘talibés’, para los que fue "emocionante", según los voluntarios, procedentes de Sarria, Pedrafita, Lugo, Ribadeo, Valencia, Navarra, La Rioja, País Vasco y Castilla y León.
La entidad, que quiere impartir clases de español para los ‘talibés’, no solo ayudó a estos pequeños, también aportó alimentos a dos poblados y donó material escolar a un colegio público. La falta de recursos hacía que el centro solo contara con un libro por clase, por lo que la ONG le entregó 180. Hospitaleros puso así su granito de arena, llevando una pequeña ayuda y una sonrisa a Senegal.
