Opinión

Sociedad en cambio y sanidad

LOS CAMBIOS que registró la sociedad gallega en  las últimas décadas en su estructura poblacional y su distribución geográfica —envejecimiento y despoblamiento—, así como los efectos de la aplicación de medidas  de ajuste frente a la crisis —fue una buena gestión en situación extraordinaria— con menos recursos, son algunas de las explicaciones para entender una imagen de conflictividad en la sanidad pública que marca el inicio de año. El calendario político electoral tampoco es ajeno. El último Consello de la Xunta, con medidas que afectan al empleo temporal de médicos de familia y pediatras, y las propias declaraciones del presidente apuntan a que se afrontan cambios que pide el sector. Por el Parlamento pasaron esta semana representantes de sindicatos del sector, que formularon visiones concordantes en unos casos y también otras bien diferentes sobre los problemas de la sanidad pública.

Por ejemplo, el presidente del sindicato médico Cesm-Galicia expuso en el Parlamento de Galicia una visión y unas propuestas que merecen consideración por parte de la Xunta, la oposición y la ciudadanía. Un problema de la sanidad gallega son las decisiones populistas tanto por quien las adopta a demanda del alcalde de turno como por parte de quienes, con demasiada frecuencia, formulan las denuncias, o critican  carencias sobre una base de populismo similar. Los cambios habidos en la distribución poblacional tienen que producir necesariamente consecuencias en la organización de los servicios públicos como los producen en el sector privado. Hay que buscar la eficiencia en la gestión sanitaria en interés del paciente. Parece más importante contar con centros sanitarios resolutivos que multiplicar instalaciones sin capacidad para resolver. Lo que supone decidir en base a tiempos de desplazamiento y no a criterios de rentabilidad político partidista.  

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