La Shica 🗣 "Prefiero tener dos arrugas naturales que labios de colchoneta"


[Sábado 20.30 A CORUÑA] La Shica estará en la presentación de ‘Duetos’ de Emilio Rúa en el teatro Colón, donde también actuarán artistas como Víctor Manuel, Rebeca Jiménez o Josele Santiago

La Shica
photo_camera La Shica.

SI SE MEZCLASE a Martirio con Rodrigo Cuevas saldría algo muy parecido a La Shica. Un torbellino que saltó del tablao y casó la copla flamenca con el rap, la bossa nova, el rock y todo lo que se le pasó por delante. ‘La Shica & Gutman’ es su último trabajo. Ella puso la voz, Gutman las bases electrónicas. Mañana hará una pausa en su gira de presentación para estar en A Coruña uniendo su voz a la de Emilio Rúa en la presentación de los ‘Duetos’. Todo lo que sea sumar, es bienvenido por La Shica.

Dice que si no se dedicase a la música sería asesina... 
Si no me dedicase a algo artístico, no tendría un lugar en el mundo y no sería feliz, entonces sería mala y mataría. 

Además lo tuvo claro desde muy joven. 
Todo empezó con las películas de Marisol y los vídeos de Lola Flores. 

¿Su familia no cantaba?
Mi padre cantaba de la hostia, pero no era nada folclórico. No vengo de una familia de artistas. Eran las películas, que me volvían muy loca, me pasaba la vida aprendiendo los bailes. A los 11 años le dije a mi madre que me quería ir a estudiar. Ella creyó que era la típica ventolera, pero yo seguí: 'Me quiero ir, me quiero ir...', como en ‘Los Simpson’, hasta que me dijo: '¡Vete ya!'. Y me fui a Madrid. 

Y llegó con 15 años, ¿cómo recuerda ese momento?
Era un poquito Paco Martínez Soria. Me perdía y estaba sola. Llegué siendo una niña, pero me sentía muy mayor en esa época. Era muy seria, iba a clase hasta muy tarde, pero después, por las noches, lloraba mucho en la habitación, se me caían las paredes y me sentía muy desprotegida. 

¿Vivía sola?
En una especie de residencia con 19 mujeres, todas mayores. Conocí todo tipo de persanajas en esa casa. Me adoptaron como mascota, me cuidaban y me hablaban de cosas muy prohibidas. 

Las primeras cantaoras también fueron muy valientes en su época. 
Ellas trabajaban, viajaban, tenían amantes... Rompieron bastantes moldes. En esa época eran mujeres muy bravas, sus contemporáneas no tenían ni cuenta a su nombre, eran tratadas como niñas. 

Y proyectos como el suyo actualizan el trabajo de ellas y rompen esquemas. 
Si alguien ha roto moldes han sido Martirio, Diego Carrasco, Kiko y Raimundo [Amador]... La peña que hizo las cosas cuando no se hacían. Los demás solo seguimos su estela, aportamos nuestras visiones, pero la pólvora la inventaron ellos. Cuando yo empecé, tenía mucho camino andado. Las nuevas generaciones solo tuvimos que tirar del hilo. 

‘La Shica & Gutman’ empieza con ‘Adela tiene un cuchillo’, un cuplé muy empoderado. 
Es una letra tradicional de flamenco, de las que más me impactó cuando la escuché de chica. Siempre fantaseaba con cómo sería esa Adela.

¿Y cómo se la imaginaba? 
Rompedora, cañerísima, de cuero.

‘La fondona’ también es una canción rompedora. Suena a una Semana Santa futurista. 
Fue muy divertida de escribir. Nunca me había atrevido a escribir canciones sola. Me cuesta muchísimo, le doy vueltas y sufro. Soy muy ‘pesá’, pero con ‘Fondona’ me ‘remeaba’ de la risa yo sola en mi casa. 

¿De qué habla? 
De un temazo, pero desde el humor. Llega una edad en la que vas al peluquero y te dice: '¿Por qué no te pones la cara así o asá?'. Y, de repente, todo el entorno, tu prima, tu vecina, te empiezan a decir que te hagas cosas. 

¿Qué cosas le decían? 
Pues yo tengo muy ‘marcao’ el triángulo de la boca, pero no tengo arrugas, tengo la piel buena. Entonces el peluquero me dice que me ponga unos hilos tensores. Y te lo dice todo el mundo, la publicidad subliminal, que parece que  no la miras pero al final te llega. Como mujer, llega una edad en la que pasa como en la película de ‘Regreso al futuro’ cuando se borraban las caras de los padres. Pues es lo mismo, tú te empiezas a borrar y la sociedad te dice que hagas todo esto y aquello para no borrarte. Yo prefiero tener dos arrugas naturales que unos labios de colchoneta.

¿Le sentó bien escribirlo? 
Sí, tenía ganas de escribir riéndome del asunto, porque si te pones a hablar en serio de este tema es un tostón.

¿Quedó con ganas de seguir componiendo letras? 
Me da felicidad cuando las veo, pero el proceso me parece muy desesperante, porque hay que estar sentada. Montar una coreografía es un trabajo agradable. He pasado más horas que un reloj para escribir este disco, porque dudo mucho, tengo la pelea constante con el 'tú no' y el mejor que la escriba otra persona'. 

En su trayectoria ha mostrado muchas caras y facetas. ¿Cómo las resumiría? 
La primera ha sido la de bailaora, me sentía muy poco cantante. Luego empecé a cantar y quise acercarme más a la copla. Después vino ‘Espein’, el trabajo más bonito que hice. 

¿Por qué?
Hablaba de la copla y de la confusión, de cómo este país no quiere revisar su pasado. La música tradicional está asociada a unas ideas políticas de mierda, simplemente porque coincidían en el tiempo. Las letras de las coplas hablan de prostitutas, mujeres macarras, marineros... de personas no muy políticamente correctas. Pero al no querer separar las cosas, está ahí todo junto debajo de la alfombra y estamos todos muy bien y nos gustan mucho los Beatles.

Y ahora, que compagina su carrera con la maternidad.
Es una locura trabajar. Lola es muy chiquita, quiero estar con ella y que sepa que su madre está. Antes mi prioridad era solamente trabajar y ahora es ella.

¿Le canta?
Le canto y le bailo todo el día. Bailamos juntas, mueve las manos muy graciosa. Es una niña muy curiosa, en el estudio de grabación está feliz. 

¿No se asusta con el ruido? 
¡No! Hace poco grabamos un videoclip homenaje a una travesti de Málaga. Los chicos que salían iban disfrazados con muchos brillos, pelos, labios pintados... y ella estaba loca, no quería dormir, solo quería mirar. Creo que tiene mucha sensibilidad. Su grupo preferido es Queen y le gusta Billie Holiday, Coetus, Eliseo Parra... 

Dicen que la percusión le gusta a los bebés porque les recuerda a los latidos del corazón.
Es que la música folclórica es orgánica, se hace mucho con el cuerpo, es parecida al lenguaje.

¿Qué copla resume este momento de su vida? 
'Pin Pon es un muñeco de trapo y de cartón, se lava la carita con agua y con jabón', es el gran hit. Me paso el día cantándole cosas a ella. Para lavarme el pelo tengo que planearlo muy bien. Un día puedo depilar una pierna, la otra se queda sin depilar. Ahora mismo diría que ‘Mi niña Lola’ es mi copla.

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