La semipeatonalización de Rosalía de Castro en Burela la hizo más atractiva para los peatones

La renovación estética va de la mano con la humanización del vial, aunque dueños de locales piden otra zona de carga y descarga
Uno de los tramos recién remodelados. JM PALEO
photo_camera Uno de los tramos recién remodelados. JM PALEO

La renovación de la calle Rosalía de Castro en Burela es sinónimo de estética y modernidad. Las obras, que se iniciaron a finales de enero y duraron hasta el mes de mayo, estaban pensadas para humanizar este céntrico vial haciéndola lo más residencial posible, lo que incluiría un aumento del tamaño de las aceras, pero sin olvidarse de los comercios.

Aunque el proyecto principal era la peatonalización completa de un tramo de la calle, el alcalde burelés decidió finalmente seguir con el plan, pero incluyendo el tráfico de vehículos igual que antes de que se iniciasen las obras, tras escuchar y valorar varias de las quejas de comerciantes y de algunos vecinos, que crearon una comisión de afectados con los de la avenida Arcadio Pardiñas. Finalmente, se optó por un proyecto semipeatonal que garantiza la seguridad de los viandantes, como reducir el límite de velocidad a 20 kilómetros por hora o el refuerzo de la señalización.

A algunos vecinos y comercios, el tema de los coches no les afecta, por lo que varios apoyaron la peatonalización completa, pese a entender que a otros establecimientos les pudiese suponer un problema mayor.

El número de plazas de aparcamiento y las zonas de carga y descarga habilitadas para clientes, vecinos y negocios parecen suficientes, pero hay diversidad de opiniones al respecto.

En un principio el número de plazas de estacionamiento es mayor que antes.

El tema de las zonas de carga y descarga es el que de momento genera más polémica. Muchos establecimientos comerciales ubicados en la zona necesitan de estas áreas reservadas para reponer los almacenes o que otras empresas recojan la mercancía, como le ocurre a la Ferretería El Puente, a los bares e incluso al supermercado. El plano inicial contaba con dos zonas de carga y descarga, pero actualmente solo queda una, junto al supermercado Froiz, y muchos locales reclaman que se habilite aquella segunda zona para abastecer desde ahí sus negocios.

ESTÉTICA. Pero pese a los matices que se ponen a las obras, realmente todos están de acuerdo en que el cambio es notable a nivel estético. Coinciden en que las obras han mejorado la configuración de la calle al quedar mucho más despejada. Las aceras, situadas al mismo nivel que la calzada, dan un efecto de mayor luminosidad y espacio, además de contribuir a la seguridad peatonal. Estética y humanización van de la mano. El proyecto también contempló la renovación del mobiliario urbano -macetas, papeleras, señales...- por uno más moderno y acorde con la remozada calle.

Este proyecto se extenderá durante los próximos meses a Curros Enríquez y Lamestra, así como a la mejora del parque, para darle un mayor atractivo a la localidad burelesa.

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