Tecnología y tradición, lo nuevo y lo de siempre. Esta simbiosis debe percibirse en muchos aspectos de la vida cotidiana y en la mayoría de los universos laborales. Sin embargo, es en el sector agroganadero donde, quizás, la necesidad de conjuntar ambos elementos de manera exacta se antoja más necesario.
Los que conviven todos los días entre cisternas, fosas para el purín y respiran cada mañana el curiosamente húmedo aroma de la hierba seca están cansados de conocer estos datos, pero desde la estantería del supermercado muchas veces uno no llega siquiera a plantearse cuánto come una vaca al día o si más producción significa necesariamente más rendimiento.
«Es impresionante la cantidad de cosas que se desconocen y que se pueden llegar a aprender», decía ayer la delegada territorial de la Xunta, Raquel Arias, durante su visita a las instalaciones de la explotación agrícola Casa de Polo, en Barreiros.
