Medio siglo sin el poeta discreto

Luis Pimentel, en Santiago
photo_camera Luis Pimentel, en Santiago

Un 13 de febrero de 1958, hace hoy cincuenta años, Luis Pimentel fallecía en la ciudad  en la que había vivido desde su nacimiento, Lugo. La excepcionalidad de su poesía es alabada por todos los que la leyeron, pero pocos disfrutaron de esa oportunidad. Pese a los esfuerzos de sus admiradores, continúa siendo descononocido.

El poeta Luis Pimentel fue como el barco sin luces con el que tituló uno de sus poemarios. Vivió con tanta discrección como escribió; hasta su fallecimiento, un 13 de febrero de 1958, una fecha coincidente como la de hoy de hace ciencuenta años.

En este medio siglo que ha transcurrido desde su muerte, poco se ha avanzado en el conocimiento y difusión de su obra. En vida solamente alcanzó a ver editado como simulacro de libro el opúsculo Triscos (1950),en un idioma que no era el suyo de expresión literaria. Su amigo Dámaso Alonso, un admirador ilimitado del lucense, confesaba su poca fe en las posibilidades de que diese a conocer su poesía más allá de las piezas sueltas que iba incluyendo en revistas. "Pasaron muchos años y yo le escribía: ‘¡Pero ese libro...!' Pimentel, sensible, nervioso, no se decidía nunca. Y no se decidió. Ahí queda el prólogo que escribí para un libro que quizá nunca se llegará a publicar...", llegó a escribir el también poeta ocho antes de que editase.

Su sobrino el pintor José Vázquez Cereijo recuerda las inseguridades de su tío: "Los originales de sus poemas estaban llenos de correcciones, corregía muchísimo".

El profesor de Humanidades en Lugo Claudio Rodríguez Fer es benevolente y argumenta que "non era un home de luxos, pero si quería que a súa poesía se editase en condicións, algo difícil naquel tempo". De todos modos, observa que Pimentel no insistió en editar su obra "porque era un poeta puro, que prefería a poesía á publicación".

"A cada momento se llama a sí mismo poeta y con ese título es designado en la esquela de defunción. La poesía es para él como una religión", señala Ricardo Carballo Calero en un estudio sobre la obra del lucense.

Si no se molestó en contar con un libro de poemas fue, en opinión de Vázquez Cereijo, "porque se llevó una gran decepción al no ganar el Premio Ciudad de Barcelona, aunque quedó de finalista". Sin embargo, hubo un intento de publicar "en galego, un libro de contidos como os que logo tivo Barco sin luces, que apareceu en 1960, e que ía ser editado por Ánxel Casal en Nós. Non foi posible porque asasinaron a Casal", asegura Rodríguez Fer.

Ninguno de los conocedores de la poesía de Pimentel pone una pega a su calidad y todos coinciden en que no tuvo la difusión adecuada. Dámaso Alonso advertía de que "en los antípodas del énfasis: ni polifonía ni orquesta. Es una voz sencilla, entrecortada por la emoción y el misterio, la que canta. Con esta prohibitiva complicación de lo más sencillo, de lo más desnudo".

El autor de Hijos de la ira conoció los versos de Pimentel y luego quiso conocer al hombre que los había escrito. Como veraneaba en el Ribadeo paterno, se desplazaba habitualmente a Lugo para compartir jornadas con su admirado poeta. Domingos con Pimentel, llegó a titular una serie de artículos.

A través de Alonso, Pimentel es conocido por Vicente Aleixandre y por Jorge Guillén. Empieza a intercambiar cartas con ambos: él remite poemas y abre sobres con halagos. "Aleixandre era bastante cínico,porque o admiraba como poeta, pero en cartas a outras persoas se refiere a Pimentel como ‘señor pesado de Lugo que me manda sus poemas’, expresión que cómpre entender tendo en conta o carácter de Aleixandre".

Los libros de Pimentel son, en cierto modo, fruto de su muerte. Según Vázquez Cereijo, "cuando murió, tenía todos sus poemas en casa". Fueron sus amigos lucenses lo que se preocuparon de confeccionar sus poemarios. Sombra de aire na herba (Galaxia, 1959) es un trabajo editorial de Celestino Fernández de la Vega y Ramón Piñeiro; Angel Johan promovió Barco sin luces (Celta, 1960).

Barco sin luces fue recuperado por la editora ourensana Línteo en 2001, iniciando una labor de reivindicación, que había comenzado la profesora Araceli Herrero en 1981 con Luis Pimentel. Obra inédita o no recopilada, y siguió al dedicarle el Día das Letras Galegas de 1990. La experta Carmen Blanco incluyó a Luis Pimentel en su selección Cuatro poetas gallegos’ (Círculo de Lectores/ Galaxia Gutenberg, 2005). El trayecto aún está por recorrer.

El escritor Enrique Vila-Matas citaba en Enfermos de literatura al "gallego Luis Pimentel, médico y poeta de Lugo en la dura posguerra española, iba a trabajar al hospital de Santa María, pero allí escribía. Me sé de memoria unos versos que tienen un curioso aire de familia con Pessoa:

Me he quedado aquí,
solo y quieto,
dentro de mi blusa blanca.
La tarde es plana,
y hay un beso frío de cemento
y un ángel muerto sobre la hierba.
Pasa un médico.
Pasa una monja.
Entre luces de algodón,
el quirófano asciende".

Herrero: "Pimentel é o poeta de Lugo por excelencia"
La profesora de Didáctica da Lingua e da Literatura da USC Araceli Herrero Figueroa, experta reputada en la obra de Luis Pimentel, aseguraba recientemente a este periódico que "é o poeta de Lugo por excelencia, xa que a faceta da súa poesía que máis o caracteriza é a de poeta cidadán". A pesar de esa afirmación, la profesora matizaba que "era un home culto e nunca quixo limitarse nin empobrecerse co localismo", porque "unha cousa é que cantara a Lugo e á súa provincia e outra moi distinta que fose provinciano".

Sobre la obra del lucense, comentaba que "o que máis a caracteriza é a poesía de interior burgués na que se amosa a vida dun médico, que goza dunha posición económica·. Transmite "a felicidade da vida nas pequenas cidades, nas que non ten por que haber limitación ningunha de índole cultural".

Una bibliografía escasa y póstuma
El primer poema de Luis Pimentel que aparece publicado lo hace en la revista luguesa Ronsel y se titula Mi pequeño deseo. Ricardo Carballo Calero manifiesta que sería habitual en el poeta dar publicidad a su producción a través de revistas que gestionan amigos suyos, por lo que una buena parte de sus poemas aparecen en publicaciones que eran promovidas por su círculo de personas con las que trataba en Lugo. Ese primer poema,como será también norma en su producción, lo había escrito en 1918, seis años antes de que llegase a publicarse.Los amigos del poeta serán determinantes para que sus poemas fuesen recogidos en libros.

Ánxel Fole lo anima a publicar Triscos, que será impreso en la editora pontevedresa Benito Soto, mientras que Dámaso Alonso insiste en que reúna poemas para Barco sin luces.

Sombra do aire na herba es editado por Galaxia al año siguiente al de su fallecimiento.
Dos años después de su muerte, la Imprenta Celta de Lugo da a conocer Barco sin luces con el prólogo que Dámaso Alonso le había escrito en 1952. Ese libro fue retomado por Ediciones Linteo de Ourense en 2001, añadiéndole un prólogo de Xesús Alonso Montero. José Vázquez Cereijo recuerda que, junto con Andrés Trapiello y Juan Manuel Bonet, publicaron Cunetas en Ediciones de la Ventura, en el año 1981, en Madrid.

Miguel González Garcés continuó esa labor preparando una antología que puso en papel en 1979 la editorial coruñesa Giannini. Edicións Xerais hizo en 1981 una reedición de poemas de Luis Pimentel en Poesía enteira, incluyendo los trabajos aparecidos anteriormente en Sombra de aire na herba e en Triscos, así como otras piezas sueltas.

Ese mismo año, Araceli Herrero presenta su edición de Luis Pimentel. Obra inédita o no recopilada, a cargo de la Diputación Provincial de Lugo. Xerais vuelve sobre la obra del lucense en 1989 en Poesía galega, en una edición de la que se ocupó Ramiro Fonte.

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