Santaballa regresa a los años de la emigración

Decenas de personas participaron en las quintas Xornadas sobre Migracións Indianas en un viaje al pasado y a las raíces de la parroquia
Miembros de la directiva caracterizados por la feria
photo_camera Miembros de la directiva caracterizados por la feria

Con el orgullo de recordar las raíces y poner en valor la historia, reflejo de lo que hoy es Santaballa, los vecinos de esa parroquia vilalbesa se subieron ayer a la máquina del tiempo para regresar a los años de la emigración.

Los relojes dieron marcha atrás y en cuestión de horas, vecinos y visitantes saltaron en el tiempo hasta finales del siglo XIX y principios del XX, una época en la que gran parte de la población de la parroquia hizo su maleta -como el emigrante que indicaba desde la carretera el camino a la fiesta- para buscarse un futuro al otro lado del Atlántico, principalmente en Cuba.

"É raro o que non tiña alguén na familia ou non coñecía a alguén que emigrara", comentaba una santaballesa. De aquellos indianos que hicieron las Américas, se mantiene viva su historia. La antigua escuela habanera, hoy reconvertida en local social y museo de la emigración, es la imagen de un tiempo que en Santaballa no quieren olvidar. "É a historia", decían desde la directiva de la Liga Santaballesa, una entidad que lejos de las palabras y las buenas intenciones se compromete con hechos con una larga trayectoria de iniciativas y actividades encaminadas a hacer del pasado una apuesta de futuro.

"O balance desta edición é moi positivo. Hai moita xente, o sol axudou moito, e é unha das que máis xente hai caracterizada, que ao final era un dos obxectivos principais", destacaba a media tarde el presidente de la Liga Santaballesa, Isidro Cillero, vestido de cura y rodeado de gente dispuesta a disfrutar del viaje en el tiempo.

Torneiros, zoqueiros, hilanderas, canteiros, artesanos de la madera, panaderas o expertas en la elaboración de queso tradicional mostraron en vivo antiguos oficios, algunos prácticamente desaparecidos y otros que luchan con la modernidad por mantenerse, mientras grupos de músicos y gaiteiros amenizaron la jornada.

La feria arrancó con la grabación de un programa dedicado a Santaballa y después de la sesión vermú se organizó una comida popular, que indianos y vecinos prolongaron con una larga sobremesa hasta bien entrada la tarde.

A lo largo del día, hubo juegos tradicionales, talleres infantiles de trabajos antiguos, visitas guiadas y exposiciones en la propia escuela, que estaba rodeada por decenas de puestos de venta.

Pingarela, Cé Orquestra Pantasma y Ciganini y Cía se encargaron de poner la banda sonora por la tarde y la orquesta vilalbesa Sintonía de Sancovade y la cantante Macarena lo hicieron por la noche en la foliada, después de que Manolo Ferreiro protagonizara una queimada popular teatralizada. Tras la fiesta, los relojes volverán hoy al siglo XXI, pero sin olvidar lo vivido.

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