Opinión

Sanitarios y Covid-19. Desde la felicidad al tormento

Existe en nuestro país una contradicción sobre la que preferimos no reflexionar, y mucho menos resolver, el lugar que los médicos deben ocupar en la sociedad actual y no porque su ideal personal sea un ideal social, sino por mera justicia. Los aplausos a los médicos y sanitarios recuerdan los conciertos de la famosa pianista Myra Hess, a media mañana, en la National Gallery de Londres durante la Segunda Guerra Mundial, cuando todas las salas de conciertos estaban cerradas. Estos conciertos tuvieron lugar de 1939 a 1946 y ella misma, que era la organizadora, actuaba a menudo, siempre sin remuneración económica. Los españoles parece que están al borde del cansancio, en pocos meses, no años, y ya circula por las redes una iniciativa para "el último gran aplauso".

Los médicos en España precisan más que aplausos, porque, si nos referimos al salario que perciben por su trabajo, es ridículo, sí, irrisorio. Qué decir de su exposición y contagio del Covid-19 en esta pandemia. El número de sanitarios infectados en España es aproximadamente del 30 por ciento, más de 51.000 hasta la fecha, frente a un 3 o 5 por ciento en el resto de la Unión Europea, aunque hay diferencias entre comunidades. Galicia está significativamente por debajo de la media nacional. Estas cifras son aterradoras, no solo por la trascendencia personal y de las familias de los sanitarios, también por la pérdida tan necesaria siempre, y más en un estado como este que estamos viviendo, de los que han de cuidarnos, que no podrán hacerlo si están enfermos. Esto es una evidente falta de actuación de las administraciones a la hora de proveer a los profesionales del sistema de salud de los recursos adecuados para trabajar con el mínimo riesgo posible.

Los médicos, y los profesionales sanitarios en general, no desean ser héroes ni recibir medallas, solicitan lo que les corresponde: formación, investigación clínica y básica durante su horario laboral, equipos adecuados y actualizados y sí, un salario como corresponde a su actividad y al riesgo laboral diario que conlleva su profesión. Por supuesto, equipos de protección adecuados frente a infecciones, como la de esta pandemia provocada por el Covid-19. Estas personas valientes arriesgan sus vidas, amenazadas no solo por la exposición al virus, sino también por los efectos perjudiciales sobre su salud mental. La doctora Kestel, de la Organización Mundial de la Salud, advirtió hace unos pocos días que los sanitarios están entre los grupos de mayor riesgo y que el impacto sobre su salud mental será significativo.

Al respecto, un estudio canadiense muestra que casi la mitad, 47 por ciento, de los trabajadores del sector sanitario declaró necesitar apoyo psicológico. ¿Seguirán las administraciones sin reflexionar ante estas cifras? Empiezan a notificarse suicidios en médicos relacionados con el coronavirus Covid-19.

Ante situaciones como la que brevemente describo en estas páginas, la Academia Nacional de Medicina (The National Academy of Medicine), el Consejo de Acreditación y Formación de Médicos (The Accreditation Council for Graduate Medical Education) y la Asociación de Colegios Médicos Americana (The Association of American Medical Colleges) de Estados Unidos proponen cinco acciones de alta prioridad para proteger el bienestar de los médicos durante y después de la crisis del Covid-19.

A nivel organizativo:

—Programas de bienestar clínico, integrados en los comités de toma de decisiones de la organización de la crisis.

—Garantizar la seguridad psicológica de los médicos a través de mecanismos de informes anónimos y sin temor a represalias. —Mantener y completar los programas de bienestar existentes.

A nivel nacional:

—Asignar fondos a nivel nacional para atender a los médicos que experimentan efectos sobre la salud física y mental por su servicio en la pandemia del Covid-19.

—Asignar fondos nacionales para establecer un programa nacional de seguimiento epidemiológico de los médicos , para medir el bienestar clínico e informar sobre los resultados de dicho estudio.

No existen en España estas atenciones para los que dedican su vida al cuidado de los demás; así entenderán el título de esta breve reflexión mía, de la felicidad de ejercer esta noble profesión al tormento, si bien ya existente antes de la pandemia actual, que ahora ha aumentado hasta límites insoportables.

Las sociedades, los gobiernos y los profesionales sanitarios deben entre todos determinar cuáles son los métodos para reducir al mínimo la innecesaria mortalidad y morbilidad existente entre el personal sanitario por la pandemia del Covid-19.

Francisco Vázquez Fernández es académico numerario de la Real Academia de Medicina de Galicia

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