Samaín, fiesta que en Galicia tiene más cabida que la tradición anglosajona

Cuenta la leyenda que los celtas celebraban cada 31 de octubre un rito para conmemorar el final de la temporada de cosecha, donde cobraban especial protagonismo las calabazas
Imagen de archivo de un Desfile das Ánimas, en Lugo
photo_camera Imagen de archivo de un Desfile das Ánimas, en Lugo

Mucho antes que el Halloween, cuenta la leyenda que los celtas celebraban cada 31 de octubre la fiesta del Samaín, ensombrecida hasta no hace muchos años por esta tradición anglosajona, y que consistía en un rito para conmemorar el final de la temporada de cosecha, en el que toman protagonismo las calabazas.

Es la de hoy en Galicia una jornada en la que el misterio se apropia de los rincones más ocultos, se escuchan conjuros, y la sombra de las ánimas camina por las calles, exhibiendo la peculiar perspectiva que existe en este lugar de la muerte y de la necesidad de ahuyentar, no sin pizcas de humor, a todos los malos espíritus.

Magos, brujas, curanderos, calaveras, murciélagos y telarañas toman las calles para alejar cualquier mal que esté merodeando y escuelas de hechiceros, desfiles que cuando menos son inquietantes, auténticas "galas" de fuego y distintos aquelarres completan, a su modo, esta protección sobre los ciudadanos.

La del Samaín está considerada como la festividad de origen celta más importante del período pagano, pero el profesor Rafael López Loureiro cuenta que no hay prueba alguna de su celebración en Galicia en estos términos, por lo que circunscribe tal hecho a una "tradición cultural", a la leyenda, "porque como tal nunca existió".

Este especialista, autor del vendido libro 'Samaín: a festa das caliveras' (Ir Indo Edicións) subraya, asimismo, que no hay ni un solo testimonio referente a la existencia de un Samaín gallego como hoy se concibe, pero en las últimas tres décadas, en cambio, sí se está imponiendo con fuerza una costumbre, tanto en la Comunidad gallega, como en otras zonas, caso de Aragón, Madrid, Guadalajara, Cuenca, Santander e incluso en el norte de Portugal.

Por ejemplo, Ribadavia cuenta con una 'Noite Meiga' que congrega a miles de visitantes, provistos de atuendos estrafalarios, que recorren las céntricas avenidas y los bares y locales varios portando antorchas, deambulando, y sembrando, con gracia, el terror entre todos aquellos con los que se van cruzando. Con la puesta de sol, pasada esta madrugada, una comitiva da forma al desfile de la conocida como Santa Compaña, y antes hay danzas singulares con las que se pretende vivir un Samaín auténtico, con algunos adornos típicos de Halloween, incluso, pero para "dar vida" y alegría a los diferentes puntos geográficos del mapa en los que tiene acogida este "modelo propio", que cada vez son más.

De hecho, son numerosos los centros educativos que convocan talleres infantiles de vaciado de calabazas y de elaboración de instrumentos musicales ruidosos como preparación de las procesiones del Samaín, las cuales llegan a las plazas principales de las ciudades.

Ourense es una de las urbes que más se vuelca con esta costumbre, así como Cedeira, en A Coruña, lugares en los que este sábado es posible escuchar el sonido de las carracas y de las cucharas, que sirven para espantar, y en los que es factible ver que las calabazas se colocan huecas y con una vela en su interior en cualquier cruce de caminos.

Al Samaín se le añaden los magostos -hogueras familiares y entre amigos para asar castañas al aire libre- y la conmemoración típica del Día de Todos los Santos.

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