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"Sal a comerte el mundo"

portada-1984
Conlleva un riesgo tremendo datar una profecía. Si alguna vez va a hacer alguna le recomiendo que despliegue el abanico, que la feche en una época, cuanto más amplia mejor; que no se centre en un año, porque después llega 1984 y no hay rastro del Gran Hermano; 2001, y los viajes tripulados a Júpiter ni se plantean; 2000, y el efecto no tiene efecto, y 2012 y los mayas no decían más que tonterías. Y lo que es peor, llega 2020 y resulta que nadie había dicho nada. Miles de años para pronosticar el desastre y ni una referencia. Pasas páginas y páginas hacia atrás y ni una palabra, como si fuese un año del montón de esos en los que el Madrid gana la Liga y Feijóo las elecciones. Recuerdo leer los horóscopos los días antes del confinamiento y todo rezumaba antigua normalidad "Aries: Es tu mejor época, sal a comerte el mundo". Es muy goloso adelantarse en el calendario, querer saber con qué nos vamos a encontrar en el futuro, y más en una época como esta, en la que estamos deseando escapar del presente, aunque sea hacia atrás. Pero es precisamente ahora cuando más hay que vivir paso a paso. Me lo confirmó el otro día un epidemiólogo, un tipo que de verdad sabe del Covid-19. Le hice un montón de preguntas para que me adelantara el día de mañana hasta que a mitad de conversación me di cuenta de que lo que le preocupaba era lo que estaba pasando en ese momento. Era un científico y yo lo estaba tratando como si fuera un vulgar profeta. ¡Qué vergüenza!

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