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¿Sabes 'leer' etiquetas?

El etiquetado nutricional es, para muchos consumidores, un gran desconocido. La paradoja es que de él depende la calidad de su alimentación

SupermercadoEL ETIQUETADO es ese gran desconocido del que en gran parte depende nuestra alimentación. Para llevar una alimentación saludable y equilibrada es esencial aprender a interpretar las etiquetas de los alimentos, ya que ello está relacionado con hacer una buena compra. De esa compra dependerán los alimentos que tengamos en casa, y de lo que haya en la despensa dependerá la alimentación de la familia. Como buena parte de la salud depende de la alimentación, podemos decir que la salud de toda la familia depende en gran parte de las decisiones que se tomen en el momento de comprar.

Interpretar, no solo leer

¿Qué es lo primero que se mira cuando se lee una etiqueta? La mayor parte de los consumidores van directos a la tabla nutricional en la que se indican las calorías, los gramos de proteínas, grasas, hidratos de carbono, azúcares y sal. Pero… ¿se saca algo en claro leyendo solamente la tabla nutricional? No, porque la tabla nutricional no nos indica si las grasas o los azúcares son añadidos (y en este caso de dónde proceden) o están presentes de forma natural, si el aceite es virgen o refinado...

Y en cuanto a las calorías, ¿sabes realmente cuántas ingieres a lo largo del día? Lo más probable es que no, pero tampoco es necesario. Que el balance de tu alimentación sea correcto no depende de las calorías diarias que ingieras.

Entonces, ¿qué es lo primero que se debe mirar en la etiqueta? Pues la lista de ingredientes, ya que es aquí donde está la información básica de los productos. Los ingredientes aparecen por orden de mayor a menor, es decir, el primero que figura es el que se encuentra en mayor cantidad en el producto y así sucesivamente hasta llegar al último, que será el de menor cantidad.

Leer la lista de ingredientes es la única forma de saber si, por ejemplo, las harinas que forman el producto son integrales o refinadas, si los aceites son refinados o vírgenes o si contiene azúcares añadidos o edulcorantes. Una vez que hayas leído los ingredientes es cuando te puede resultar útil ir a la tabla nutricional para saber cuántos gramos de hidratos de carbono, azúcar, grasa, proteínas o sal tiene el producto.

Los mil nombres del azúcar

El azúcar no solo se nombra con esta palabra, ¡existen más de 30 formas de designarlo en la lista de ingredientes para tratar de ocultárselo al consumidor! Por ejemplo, son azúcar todas las terminaciones en -osa (fructosa, lactosa, glucosa, trehalosa, maltosa, maltodextrosa…), todos los almidones, zumos concentrados de…, purés concentrado de… y la dextrina, maltodextrina…

Cuando son 0%

Un producto sin azúcares añadidos no es sinónimo de saludable, porque muchos productos que son 0% azúcares añadidos están repletos de edulcorantes, mayoritariamente polialcoholes. Entonces, deben ser productos de consumo ocasional, como los que contienen azúcar.

Igualmente, 0% materia grasa tampoco quiere decir que sea más saludable. Es el caso de muchos yogures de sabores o postres lácteos 0% m.g, que no son buenos aliados para bajar de peso ni para llevar una alimentación saludable porque sí, es cierto que son 0% materia grasa, pero pueden contener igual o más azúcar añadido que sus homólogos con grasa. Es más perjudicial un lácteo sin grasa, pero con azúcares añadidos, que un lácteo con grasa naturalmente presente y sin azúcares añadidos. La calidad nutricional de los lácteos, además, se encuentra en la grasa, ya que esta contiene vitaminas liposolubles, que desaparecen cuando se elimina la grasa del producto. La vitamina más importante que aportan los lácteos es la D, que solo está presente en lácteos enteros, pescados azules y la yema del huevo, y es fundamental a la hora de asimilar el calcio. Además, la grasa aporta saciedad, de ahí que un lácteo entero quite el hambre y uno desnatado no.

¿Y el aceite de palma?

La mayoría de los productos que contienen aceite de palma no serían mejores para la salud si no la tuvieran, ya que este aceite suele estar presente en ultraprocesados cargados de harinas refinadas y azúcares añadidos que si no tuvieran aceite de palma tendrían otra grasa refinada igualmente perjudicial.

Saber interpretar las etiquetas de los alimentos es una aliada para mejorar ciertas patologías dependientes de la alimentación, como puede ser la diabetes, hipertensión, colesterol, hígado graso, ácido úrico… o bajar de peso. Leer etiquetas es la forma de darse cuenta de que la mayor parte de los productos que se ofertan en los lineales de los supermercados no tienen cabida en una alimentación saludable y equilibrada, y que lo mejor es que la base de nuestra alimentación la formen alimentos sin etiquetas o con pocos ingredientes en su lista.

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