La pequeña capilla de la Virgen de los Milagros de Saavedra, en Begonte, volvió a quedarse pequeña en su día grande. Miles de personas peregrinaron desde distintos puntos de la provincia y se desplazaron desde otros muchos lugares de dentro y fuera de Galicia movidos por su fe.
En este rincón de la comarca chairega, la devoción se vivió en estado puro al ritmo que se encendían velas sin parar y se ponían ofrendas a la Virgen, se compraban estampitas, medallas o cualquier recuerdo del momento.