Opinión

Riesgo cierto

EL INESPERADO derrumbe del puente genovés alerta sobre el riesgo cierto, menos remoto de lo que pudiera parecer, del desmorone de otros viaductos. En quince años ya se han desplomado al menos diez, lo cual aumenta la preocupación de los usuarios. La mayoría no, pero algunos sí han imaginado que cualquiera de los inmensos armazones que hacen posible el trazado de las autopistas puede hundirse en el mismo momento de atravesarlo.

Por lo que parece, nunca es posible asegurar la total fiabilidad de cualquier mastodóntica obra de ingeniería, pero tampoco es fácil que se derribe así como así. En la tragedia de Génova se suma, por ejemplo, el descuido o la negligencia de no haber inhabilitado su uso estando como estaba el puente en revisión, por deficiencias detectadas, lo cual nos lleva a considerar la escasa atención que se presta, en este caso, al mantenimiento de viaductos, en los que casi siempre se han invertido cantidades astronómicas de dinero.

Si siempre se dice que tan importante como alcanzar el éxito en cualquier faceta de la vida, es saber mantenerse en la cresta de la ola, lo mismo ocurre con el sostenimiento aludido. Y no suele hacerse.

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