Ribadeo fue un refugio para Morán

El exministro socialista era el último del histórico trío de cuñados de la villa junto a Rafael del Pino y Leopoldo Calvo Sotelo
Fernando Morán (derecha) habla con los ribadenses Marita Gamallo y Daniel Cortezón. AMA
photo_camera Fernando Morán (derecha) habla con los ribadenses Marita Gamallo y Daniel Cortezón. AMA

Hubo una época, a principios y a mediados de los años 80, que era muy habitual cruzarse con señores muy serios por Ribadeo que lo miraban todo. Eran los guardaespaldas de tres personas de gran peso casi a cualquier nivel: político, económico e intelectual. Se da la circunstancia de que los tres eran cuñados.

Se trataba de Leopoldo Calvo Sotelo, presidente del Gobierno en 1981; Rafael del Pino, máximo responsable de ese gigante que es Ferrovial; y Fernando Morán, persona que llegó al PSOE por el mismo camino que el archiconocido Enrique Tierno Galván y donde fue imprescindible en los primeros equipos de Felipe González. Fernando Morán falleció este miércoles. Era el último de los tres y deja un gran recuerdo a nivel personal.

Morán, a nivel de contacto con Ribadeo, se situó en un plano medio entre Leopoldo Calvo Sotelo y Rafael del Pino. Mientras del primero está dicho prácticamente todo, el segundo fue el que menos se integró en la sociedad ribadense. El exministro de Asuntos Exteriores (el que abrió físicamente la verja de Gibraltar) estuvo a medio camino de ambos. Casado con María Luz Calvo Sotelo, hermana de Leopoldo, cuando venía a Ribadeo vivía en la conocida como Casa de Guimarán. Un enorme pazo pegado a la casa de su cuñado dividido en varias viviendas.

En una de ellas vivía Juan Suárez Acevedo, profesor de Historia y hombre, al igual que él, extraordinariamente culto con el que siempre mantuvo una excelente relación y con el que le gustaba conversar.

Quienes lo trataron destacan sobre todo su "gran honestidad"

En aquella época, Fernando Morán paseaba con la frecuencia que podía por Ribadeo, donde estaba más liberado que su cuñado Leopoldo. No era nada raro verlo solo. Le gustaba especialmente ir al bar Cantón o al Breogán a tomar café y a leer el periódico. Casi nadie solía reparar en él y, cuando lo hacían, muy rara vez lo interpelaban. Él agradecía esa calma.

La faceta intelectual y el trato con Leopoldo Calvo Sotelo le llevaron a frecuentar amistades comunes. Hubo una que le impactó y fue la de Dionisio Gamallo. El inquieto polígrafo ribadense siempre despertó la curiosidad de Fernando Morán, totalmente opuesto a él en el sentido de que era muy ordenado y disfrutaba un poco con el caos que solía rodear a Dionisio. Cuando este falleció, no quiso faltar a su funeral.

Morán fue de los primeros en participar en los Foros de Debate del Voar. Su promotor, Segismundo García, quiere ser tajante: "Foi a persoa máis honesta coa que me crucei en toda a miña vida" y añade que si tiene que definirlo de algún otro modo, sería "como alguén tremendamente íntegro e austero, ademais dun intelectual dun calado absolutamente extraordinario". "Teño que dicir que mantivemos certa amizade durante varios anos de forma totalmente desinteresada e debo admitir que estou particularmente orgulloso diso porque era un home magnífico", sentencia el ahora responsable de Sargadelos.

Con los años y la edad, Fernando Morán fue desconectándose de un Ribadeo que le recordará, tal vez, como ese tipo humilde que nunca llamaba la atención. Un poco como el resto de España.

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