La retirada de árboles se centra en márgenes de la carretera de la Costa

No existe unanimidad en el sector forestal sobre la conveniencia de apartar más las plantaciones junto a las vías secundarias y las pistas ►La Axencia Galega de Infreaestructuras tala varias zonas en el acceso a Viveiro por la LU-862 a la vista de  de los efectos de los temporales de 2019

La Xunta limpia en Area sus terrenos junto al corredor y la gasolinera. D.V.
photo_camera La Xunta limpia en Area sus terrenos junto al corredor y la gasolinera. D.V.

A MARIÑA. Las talas programadas de árboles que crecen o fueron plantados en zonas de dominio público viario tienen estos días su plasmación más evidente en los accesos a Viveiro por la LU-862. La Axencia Pública de Infraestruturas ha limpiado terrenos de su propiedad en Augadoce (Area) junto a la carretera y en el entorno de la estación de servicio y otras empresas, a lo que obliga la ley de Prevención e Defensa Contra os Incendios Forestais de Galicia por motivos de seguridad vial. Antes las máquinas habían librado de árboles los márgenes de la carretera hasta Celeiro y Lodeiro y, si bien el sector forestal no discute la retirada de estas masas junto a vías principales, no existe unanimidad sobre la conveniencia de hacerlo también en pistas y carreteras secundarias, como marca la ley. Su efectividad ante un incendio, la responsabilidad del mantenimiento y el lucro cesante para los propietarios de las fincas son motivo de discusión para una actividad maderera que en A Mariña resulta estratégica.

Tras la dramática crisis incendiaria vivida en el sur de Galicia a finales de 2017, la Xunta decretó una mayor observancia de franjas de protección, impulsando limpiezas de márgenes en las zonas más expuestas a la caída de árboles, pero todavía se discute en el trámite del nuevo plan forestal si hay que retirar eucaliptos del borde de las vías. La N-642 y otras vías mariñanas muestran que poco se hace en este sentido, pero defenderse ante los cada vez más habituales fenómenos climatológicos extremos exige cierto orden.

Ribadeo ha puesto especial celo en ello para proteger casas e infraestructuras; también ha habido limpieza de vegetación en lugares como A Espiñeira (Foz) pero en buena parte del recorrido de las vías principales queda mucho por hacer. «Lloverá menos pero de forma más intensa cuando descargue -decía el responsable de la Xunta en la lucha contra los incencios Fernández-Couto en un foro de El Progreso-, debemos prepararnos para años más secos de lo habitual, por eso los propietarios forestales serán los primeros beneficiarios de las medidas de protección». Se refería, por ejemplo, a esas franjas libres de arbolado que pueden utilizarse para lanzar contra el fuego.

Los propietarios, al igual que los maderistas, sí reconocen que el operativo gallego de extinción es profesional, está bien organizado y es efectivo, algo que comparten industriales como Daniel Villapol, quien, no obstante, ve necesario ampliar y mejorar pistas: «Na Mariña é importante ter as vías de acceso adecuadas e dado que aquí os gastos de extinción son menores, pois o monte ten valor e non se queima, a Administración debería compensalo con investimentos en infraestruturas».

MONTE SOBRE VÍAS Y RÍOS. El monte abate sobre carreteras y ríos, sin acuerdo sobre dónde frenarlo y quién debería limpiar las franjas marcadas. Hasta es difícil apartarlo de las casas, como se puso de manifiesto en el intento de Ribadeo. «A ver quen limpa os dez metros en fincas pequenas arredor das estradas e catro metros en pistas principais», dice Ramón Reimunde, de Promagal. Entiende que casi es más peligrosa, en caso de fuego, una franja de vegetación sin limpiar que con arbolado como hasta ahora. En todo caso, debería hacerse de forma conjunta, pues si no limpia todo el mundo sería ineficaz.

Comparte con Fernández-Couto que en la actualidad hay continuidades de arbolado tremendas que hace décadas no existían. Cree que la Administración debería ayudar a limpiar franjas de cortafuegos ahora en estado selvático.

Desde Promagal, Reimunde cree que, «a excepción da nacional ou de vías como a de Cangas-Ferreira», no debería prohibirse plantar árboles a esas distancias porque, aparte de la pérdida para el propietario, en caso de incendios grandes, de copa, no le parecen cortafuegos efectivos. Lo ve una expropiación de suelo que debe compensarse.

Manuel Galdo, al frente de la asociación de propietarios forestales vivarienses Promavi, apoya cierta separación pero considera excesivas franjas de 15 metros. Y clama por la mejora de permisos en concellos u organismos como Augas de Galicia, donde tardan en responder hasta seis meses al propietario cuando a veces este es apremiado para limpiar en quince días junto a un regato.

MEDIDA PRUDENTE. Desde la silvicultura, un referente mariñano como Viveros Mañente entiende que dejar ciertas franjas de separación es lo prudente. Enrique Candia asegura que la ordenación siempre favorece el monte.

«As franxas de protección son efectivas pero o mellor é a xestión efectiva do monte», dice Daniel Díaz Ramos, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de la Primera Transformación de la Madera. Opina que son prioritarias aquellas en poblaciones muy expuestas, zonas de escape para garantizar cualquier evacuación, aunque distancias de 10 metros considera que son excesivas. Esta asociación ayuda en emergencias, como ocurrió recientemente con el bloqueo por nevadas en la montaña lucense.

«Se necesitan vías adecuadas para gestionar bien el monte porque las franjas presentan complicaciones a lo largo de las carreteras, no solo por costes anuales significativos sino porque una parte de la finca se come dinero en ello. Pero el sistema de extinción de la Xunta es muy bueno», indicó Alejandro Oliveros, de Ence.

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