Las actuaciones llevadas a cabo han sido complicadas, pues el estado de muchas de las zonas de intervención estaban considerablemente degradadas debido a las filtraciones de agua y a la humedad que padeció la iglesia durante décadas.
Por ello, uno de los grandes retos de los profesionales fue la recuperación de las pinturas murales del presbiterio, donde han sido consolidados los morteros y las escamas de película pictórica, además de la limpieza de escorrentías que cubren gran parte de la superficie y desvirtuaban de manera significativa la visión del conjunto.
En el resto de paramentos se recuperaron los revestimientos históricos, entre los que destacan un gran número de grisallas con decoración vegetal, geométrica y epigráfica que estaban ocultas bajo varias capas de encalados.
Otra de las más destacadas intervenciones fue la actuación llevada a cabo en el retablo, donde se han consolidado los estratos pictóricos y se ha limpiado la superficie, sacando a la luz una policromía de gran calidad técnica.En el lienzo central del retablo, El martirio de San Lorenzo, se hizo un tratamiento especial para reintegrar la película pictórica perdida y que el cuadro volviese a tener la luminosidad de cuando fue confeccionado, allá por el siglo XVII.
Una vez finalizados estos trabajos, el gran reto que se ha fijado el Obispado de Lugo es conseguir la ayuda económica necesaria para mejorar la cubierta de la iglesia, seriamente afectada por un pequeño tornado que sufrió Monforte en el mes de mayo de 2019. El viento causó el levantamiento parcial del tejado.