Tomar medidas a nivel mundial para reducir la presión arterial de las personas, rebajar su consumo de sodio y eliminar las grasas trans de su dieta podría reducir drásticamente la incidencia de la muerte prematura por enfermedad cardiovascular en el próximo cuarto de siglo, hasta prevenir un total de 94 millones de fallecimientos evitables. Los datos están extraídos de un nuevo estudio dirigido por la Escuela de Salud Pública de Harvard T.H. Chan, en Estados Unidos.
"Centrar nuestros recursos en la combinación de estas tres intervenciones puede tener un enorme impacto potencial en la salud cardiovascular hasta 2040", explica Goodarz Danaei, el autor principal de la investigación, que se ha publicado en la revista Circulation, editada por la Sociedad Americana del Corazón.
Los investigadores utilizaron datos globales de múltiples estudios y estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para realizar sus cálculos. Así, estimaron que la ampliación del tratamiento de la hipertensión arterial al 70% de la población mundial podría prolongar la vida de 39,4 millones de personas. Reducir el consumo de sodio en un 30% podría evitar otros 40 millones de muertes y también podría ayudar a disminuir la presión arterial alta, un factor de riesgo importante para las enfermedades cardiovasculares. Y eliminar las grasas trans podría prevenir 14,8 millones de muertes prematuras.
Más de la mitad de todas las muertes retrasadas, y dos tercios de las evitadas antes de los 70 años, se proyectan entre hombres, que protagonizan el mayor número de fallecimientos por enfermedades no transmisibles a nivel mundial. Entre las regiones que más se beneficiarían de estas medidas figuran Asia oriental, el Pacífico y Asia meridional, así como los países del África subsahariana.
