El reconocimiento que nunca tuvieron los lucenses que vivieron el horror

O Vello Cárcere albergó un sentido homenaje a Rafael Pardo Vales y los hermanos Aurelio y Victorino Díaz Hortas, lucenses que vivieron el horror nazi de los campos de concentración y cuyas historias sa han conocido 80 años después

Concierto en el acto de homenaje e Isabel de la Cruz mostrando la foto de su tío. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Concierto en el acto de homenaje e Isabel de la Cruz mostrando la foto de su tío. VICTORIA RODRÍGUEZ

LUGO. Rafael Pardo Vales y los hermanos Aurelio y Victorino Díaz Hortas fueron tres lucenses que huyeron de España a finales de los años 30 y que vivieron los horrores de los campos de concentración nazis. Pardo Vales y Victorino Díaz Hortas murieron a los pocos meses de pisar Mauthausen. Aurelio, por su parte, sobrevivió, fue liberado en 1945 y, sin apenas contar nada de todo lo que sufrió, vivió hasta los 101 años.

Sus historias han sido recuperadas por la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) y homenajeadas ayer en un acto centrado en la figura del catalán Francesc Boix, el conocido como "fotógrafo de Mauthausen", y cuya exposición se podrá ver en O Vello Cárcere hasta final de este mes. En la cita participaron la portavoz de la ARMH, Carmen García-Rodeja; la periodista que ha investigado los casos de los tres lucenses, Clara Bernal; y la alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, pero también estuvieron presentes, y muy emocionadas, Isabel de la Cruz Cenamor, sobrina-nieta de Rafael Pardo Vales, y Encarna Díaz, hija y sobrina de Aurelio y Victorino Díaz Hortas, respectivamente.

Durante el acto participó el grupo lucense Na Quinta, que entre otras canciones interpretó una preciosa versión de La vie en rose, de Édith Piaf, en gallego, inglés y francés que emocionó a las casi 200 personas que se reunieron en O Vello Cárcere.

Isabel de la Cruz Cenamor fue la primera de las dos familiares en tomar el turno de palabra. Recordó varios pasajes de la vida de su tío abuelo, Rafael Pardo Vales y se emocionó al hablar del momento en que su abuela, en la estación de tren de Barcelona, se despidió de su hermano «sendo moi consciente de que podía ser a última vez que falaban».

Después habló Encarna Díaz, hija y sobrina de Aurelio y Victorino Díaz Hortas. Visiblemente afectada, tanto que necesitó una silla para sentarse porque le temblaban las piernas, Díaz hizo un alegato antifascista pidiendo a todos los presentes que luchen «contra un horror que sigue ahí y que nos está amenazando de nuevo». Encarna presumió de los ideales de su padre, «que era republicano y rojo, y a mí me encanta el rojo» y recordó la educación «de izquierdas» que recibió en su casa y que le ayudó a forjar una personalidad «que echo de menos en los jóvenes de hoy en día».

HÉROE. Boix, afiliado a las Juventudes Comunistas, se incorporó como fotógrafo de la revista Juliol durante la Guerra Civil. En 1938, y con tan solo 17 años, se unió al frente como voluntario en el Ejército de la República Española. La victoria franquista un año después empujó al catalán, como a muchos otros españoles republicanos y comunistas, a exiliarse a Francia, donde por orden del gobierno francés fueron confinados en campos de acogida. Tras estallar la II Guerra Mundial cayeron prisioneros de las fuerzas alemanas que invadieron Francia y fueron internados en "stalags", campos de prisioneros de guerra.

En ellos, Boix ideó un plan para hacerse con fotografías e imágenes que posteriormente fueron usadas como prueba en los juicios de Nuremberg, una hazaña que le convirtió en un verdadero héroe republicano.

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