Opinión

¿Quién paga esto?

CUANDO TOCA conceptuar un hecho o una situación absurda o inconsistente, alejada de la realidad, la calificamos de coña marinera. Tal cosa es sin duda la pretensión (forzada) de Puigdemón para que un ilusorio Parlament paralelo le invista presidente de la Generalitat en el exilio, con lo que se acallaría (o no) su ego o lloriqueo, lo mismo que se aplaca a un niño con un chupa chups. Como coña puede sustentarse, pero la parafernalia de tal delirio no saldrá gratis, cuesta mucho dinero. Cuando Josep Pla fue enviado por Destino a Nueva York, en 1954, para escribir una serie de reportajes, recogidos posteriormente en un delicioso libro, lo primero que se preguntó, al ver tanto rascacielos iluminado, fue "y quién paga esto?". Pues eso, ¿quién pagará los devaneos y excentricidades del iluminado independentista en Bruselas? No tengan ninguna duda: nosotros. Hacienda suele aparentar ser muy enérgica cuando se refiere a controlar los gastos de los secesionistas, pero siempre se la meten doblada, al menos en principio. Ahora, por ejemplo, sigue sin despejarse la duda de si la consulta ilegal la sufragó o no el erario, lo cual demuestra que la coladera existe. Son mucho más listos.

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