Prostitución y casas en ruina lastran la reactivación de A Tinería y O Carme

El cierre del último burdel del barrio chino no impide que algunas mujeres sigan haciendo la calle

Dos prostitutas hacen la calle en el barrio chino. SEBAS SENANDE
photo_camera Dos prostitutas hacen la calle en el barrio chino. SEBAS SENANDE

A Tinería y O Carme siguen buscando su reactivación con diferentes actuaciones tanto desde el ámbito público como el privado. Sin embargo, los dos grandes problemas que lastran su desarrollo, la prostitución y la degradación de los inmuebles, siguen vigentes.

El cierre hace varias semanas del bar Asturias, el último burdel del barrio chino, no evita que algunas mujeres sigan haciendo la calle desde la mañana, algunas incluso a la puerta del antiguo local de alterne, quizá en un intento de no perder a la vieja clientela. Un poco más abajo, el cruce de la Rúa do Miño con la Rúa Tinería sigue siendo otro punto de encuentro de meretrices y clientes, que a menudo coinciden con peregrinos y turistas que, cámara en mano, recorren las calles del burgo medieval de la ciudad.

Fuera de murallas también habita la prostitución, en concreto en el jardín de O Carme y junto al semáforo de la Ronda da Muralla, desde donde varias mujeres se hacen visibles a posibles clientes que luego llevan a casas del entorno que usan como prostíbulos.

CASAS EN RUINA. En la Rúa do Carme, pasada la capilla, la imagen que se ofrece es la de un barrio en ruinas, con casas tapiadas y en riesgo de desplome. De hecho, la Policía Local fue alertada el martes por un ciudadano del riesgo de desplome del edificio número 6 de esta calle, por lo que procedió a colocar vallas y acordonar este inmueble y los del entorno para impedir el paso de peatones y el estacionamiento de vehículos. Los agentes detectaron que el inmueble presentaba desperfectos en ventanas y cristales, por lo que pasaron un informe al servicio municipal del Urbanismo.

El concejal de desarrollo sostenible, Daniel Piñeiro, recordó ayer que este inmueble al igual que otros cinco de la calle, fueron declarados en ruina por el Concello, que autorizó su demolición, aunque después Patrimonio instó a rehabilitar las casas por su singularidad a pesar de que no están catalogadas en el PXOM. Esta decisión de la Xunta fue recurrida por los propietarios ante el Contencioso y están a la espera de que se emita una sentencia.

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