La propietaria de un kiosko vigués, embarazada de casi cuatro meses, logró reducir a un ladrón con la ayuda de los viandantes que en ese momento pasaban por el lugar.
En la hora del cierre, el hombre intentó atracar el negocio, ubicado en el barrio del Calvario, exigiéndole la recaudación de la caja. La mujer le hizo frente, lo que le costó varios cortes en las manos al forcejear ambos por unas tijeras.
Al final, consciente de la presencia de unos ciudadanos, la kioskera le dijo que cogiera el dinero y se marchase. Entonces, estos lograron retener al caco en su intento de huida hasta la llegada de la Policía.