Blog | Marta está harta

Porque lo digo yo

El otro día, en un encuentro con padres de adolescentes, hablamos de la importancia de poner horarios y reglas a nuestros hijos, ya que la disciplina es un factor fundamental en la educación y es que hay que tener claro que no se puede educar sin disciplina. Aunque a veces pensemos que sí, que es posible educar a los adolescentes desde una falsa comprensión del todo vale, digo falsa porque por mucho que nos intentemos convencer a nosotros mismos de que es normal y que no pasa nada porque nuestro hijo de 16 años salga todo los sábados noche, como lo hacen otros, al  final no somos capaces de convencernos, porque como digo yo es imposible hacer algo que no se cree. Y es entonces cuando surge el conflicto con los hijos, porque les confundimos con falsos permisos llenos de peros. 

Pues bien, hablando de este tema con un grupo de padres me preguntan cómo se puede marcar un límite sin ser autoritario y terminar con el ya conocido "porque lo digo yo". La pregunta no era nada fácil y es que a veces no hay otra salida que esa de "porque lo digo yo". Es más, me atrevo a asegurar que hay momentos en los que la famosa negociación con los adolescentes con tanta explicación del porqué de las cosas se nos va de las manos, entonces ellos se vienen arriba convencidos de que cuantas más vueltas le den a un tema más nos agotarán y finalmente conseguirán lo que quieren, y es por eso que a los padres no nos queda otro remedio que cortar por lo sano con eso de "porque lo digo yo".  

Y es que si tu hijo adolescente te desafía a la cara, te dice que no le da la gana de llegar a las 10:30 porqué todos vuelven a las 11:00, sólo puedes contestarle con una respuesta tajante y autoritaria, por muy políticamente incorrecto que suene. Ya que el razonamiento no siempre funciona con los adolescentes porque entre otras cosas no escuchan nada de lo que les puedas explicar, de hecho hay un estudio de Harvard que demuestra esto de que los adolescentes tienen el superpoder de no escuchar a sus padres, y no es broma, cualquiera que tenga un hijo 
entre 12-18 años te lo puede asegurar. Puedes pasarte dos horas contándole el porqué de tu decisión, explicándoselo delicada y detenidamente que cuando acabes él te va a contestar algo del tipo: "Sí claro, porque tú lo dices",  "es que tú lo sabes todo" , o el clásico "no pienso". A lo que no queda otra que contestar con otro clásico que es el "porqué lo digo yo". 

Así que concluyo aconsejando que lo mejor para no usar "porque lo digo yo", es no llegar a situaciones límite, que nos lleven impepinablemente a esa resolución. 

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