Pinto d'Herbón consigue aglutinar al movimiento bravú en su homenaje

Pinto d'Herbón, en un momento de su tributo. (Foto: EFE / XOÁN REY)
photo_camera Pinto d'Herbón, en un momento de su tributo. (Foto: EFE / XOÁN REY)

Una comitiva formada por Manuel Rivas, Xurxo Souto, Caruncho y Paola Beiro, vinculada a la apoteosis musical de Sofía Tarela (Garotas de Ribeira) y Vituco Neira, rostro de Ruxe Ruxe, se alineó este sábado para rendir un singular homenaje a Daniel Alexandre Veciño, mucho más conocido cómo lo Pinto d'Herbón.

Exultantes gaiteros desde el domicilio de Pinto en dirección a la casa museo de Rosalía de Castro, dramatizacións y sonidos varios a pie de huerta fueron los ingredientes elegidos para honrar a un hombre que, como el niño Balbino de la obra de Xosé Neira Vilas ‘Memorias dun neno labrego', se dice "de aldea", un "agro boy".

Solo alguien que desde niño jugaba a inventar letras y a hacer rimas con ellas podía llegar, de mayor, a convertirse en un referente de la música bravú, una empresa en la que implicó a su propio hijo.

Pinto d'Herbón maneja como nadie el arte de la regueifa, expresión oral que nació como un medio de protesta que empleaban las clases más desfavorecidas y en la que prevalece la ironía más pura.

Una técnica, la del sarcasmo, que domina a la perfección Daniel Alexandre, autor de 'Nitramón, 15, 15, 15', pieza que compuso cuando por culpa de una helada se le quemaron las patatas; ‘Paviméntame', ‘A motoserra' o 'Se tes ganas de cajar, caja na leira', letra compuesta en aquellos tiempos en los que comprar un tractor de estiércol para el abono era demasiado caro para un bolsillo medio. Para el cierre, un aviso: «Pinto d'Herbón cultiva pimientos de Herbón».

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