Piden otra réplica de Elba para que esté en O Courel

El objetivo es que haya un segunda pieza del rostro de la mujer mesolítica hallada en una cueva para exponer en la Estación Científica de Seoane

Elba
photo_camera El rostro del Elba, durante su presentación en la Estación Científica de Seoane. TOÑO PARGA

El director de la Estación Científica de Seoane do Courel, Antonio Rigueiro, anunció durante la presentación en sociedad de la réplica del rostro de Elba -la mujer del Mesolítico cuyos restos se hallaron en una cueva- que pedirán la elaboración de una segunda pieza para exponer en el centro. Lo hizo durante una sesión en la que se relató el último día de vida de esta pastora, que habitó en la comarca hace unos 9.300 años.

Tras un proceso muy lento y complejo, un amplio equipo de científicos logró reconstruir la cara de Elba a partir de los huesos encontrados en O Courel. La investigación finalizó hace dos años, pero no fue hasta este sábado cuando se exhibió por primera vez la réplica del rostro ante el público, así como los restos de los tres uros (un antiguo toro salvaje europeo) que la acompañaban el día de su muerte.

Estas primeras piezas descansarán a partir de ahora en una sala del museo geológico de Quiroga dedicada expresamente a la figura de Elba, bautizada de esta forma por el significado del nombre en celta: 'la que viene de la alta montaña'. Se trata de la primera mujer mesolítica estudiada en la península Ibérica.

Los trabajos realizados desde su descubrimiento implicaron a siete especialistas

DATOS. Durante la sesión en la Estación Científica de Seoane se relató a los asistentes cómo fue la jornada en la que Elba perdió la vida. Según la investigación, aquel día nevó, pero no de forma suficiente como para impedir que la pastora saliese de su refugio.

Tras recorrer varios kilómetros acompañada por los tres uros, la mujer tomó un camino por Chao do Lindeiro (entre O Courel y Os Ancares) y pisó el techo de una dolina cubierta de nieve cayendo a su interior, a unos 15 metros de profundidad. No fue capaz de salir. Se cree que buscaba comida para ella y los animales, pues se dirigía a una zona baja con más pasto.

El estudio de los restos de Elba permitió a los investigadores sacar varias conclusiones sobre cuál era su estado físico el día que falleció. La pastora mesolítica tenía el cabello oscuro y los ojos castaños, medía 1,60 metros y su edad oscilaba entre los 20 y los 40 años.

Al parecer, Elba no presumía de buena salud. Según las investigaciones padecía artrosis, sufría un estrés alimentario, era intolerante a la lactosa y presentaba importantes deficiencias dentales que le causarían agudos dolores en la boca.

Los trabajos realizados desde su descubrimiento implicaron a siete especialistas en ciencias forenses, arte forense, biología molecular, ADN fósil, paleontología del Cuaternario, espeleología y geología del Cuaternario. La de Elba está considerada la mejor reconstrucción paleoambiental con restos humanos realizada en Galicia.

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