Planificación Cigoja firma un nuevo contrato temporal

Persistente surrealismo

El CSD aún no da por zanjado el tema de los ascensos a la ACB en esta temporada. Los clubes de LEB Oro, reunidos el lunes con José Ramón Lete, no están dispuestos a ceder
Guillem Rubio pelea por el balón con dos jugadores del Cáceres
photo_camera Guillem Rubio pelea por el balón con dos jugadores del Cáceres

QUE LA SITUACIÓN del deporte español no es, ni por asomo, la deseable no es un secreto para nadie. Y si el tema se ciñe estrictamente al baloncesto entonces se puede hablar de un estado absolutamente caótico.

Porque caos es que una competición como la LEB Oro, la primera de las que organiza la Federación Española de Baloncesto, aún desconozca realmente a estas alturas, con cinco jornadas disputadas, si se van a respetar las bases de competición aprobadas por la propia asamblea de la FEB o si el Consejo Superior de Deportes las convertirá en papel mojado, despreciando no solo a la competición en sí, sino a todos los clubes que, en base a unas normas, han elaborado un presupuesto para alcanzar una meta que ahora les podrían recortar de forma totalmente arbitraria. Y que decir de la falta de respeto a las aficiones de 18 localidades que han apostado por el baloncesto.

Y todo esto por contentar a los grandes. A esos que juegan la Euroliga, por cierto una competición al margen de la FIBA y que al menos por ahora, se niegan a ceder a sus jugadores a la selección española para la fase de clasificación para el mundial de Pekín. Equipos, los grandes, que han amenazado con abandonar la ACB sino se cumplen sus exigencias. Una ACB que por otra parte está batiendo records negativos en cuanto a audiencias televisivas, que se ve obligada a reorganizarse casi cada año a causa de sentencias judiciales siempre desfavorables y que carece del mínimo sentido común y de la gestión necesaria para recuperar el status que ha ido perdiendo y la estabilidad que toda competición necesita.

Y de esa incapacidad nace la necesidad de hacer que sean otros los que arreglen sus problemas, en este caso la LEB Oro a la que pretenden mutilar como competición profesional, porque sin objetivos, sin metas reales no hay competición. El peligro, para los clubes LEB, parte del propio CSD que, ya se ha visto, no ha dudado en tomar partido. Claro, siempre a favor de los grandes porque en el fondo de la negociación está el intento de que Madrid, Barcelona y compañía no cierren las puertas de la selección a sus jugadores.

En este surrealisa escenario se celebró el lunes una reunión en la que además del presidente del CSD, José Ramón Lete, también estuvieron presentes Jorge Garbajosa, presidente de la FEB y representantes de 10 clubes de LEB Oro, entre ellos el presidente del Breogán Jesús Lázare.

El mandatario breoganista explicó a este diario que los clubes expresaron a José Ramón Lete, «nuestra postura de que mantener los dos ascensos era firme y que una medida contraria a esto sería contraproducente para el baloncesto español». Lázare añadió que los clubes de la LEB están dispuestos a buscar una solución «para estabilizar para los próximos años el baloncesto español pero partiendo siempre de los dos ascensos por temporada».

Lázare explicó que el presidente del CSD «manifestó que había dos posturas enfrentadas y que estaba dispuesto a organizar una reunión con representantes de la ACB - aunque dijo que sería aconsejable esperar a que la asociación nombre al nuevo presidente- y de la FEB y que habría que buscar un acuerdo porque sino el CSD tendría que tomar una decisión pero que confíaba en alcanzar un consenso».

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