Opinión

La peor película del mundo

Olivia de Havilland y Joan Fontaine tuvieron un secreto a voces: se odiaron y rivalizaron como actrices, como mujeres y como hermanas hasta su muerte. Ambas ganaron tres premios Oscar, dos Olivia y uno Joan, formando parte de la historia dorada del cine. Se dejaron de hablar en los años 40 del siglo pasado por cosas de hombres, de familia y de egos cinematográficos. Y murieron de vejez sin reconciliación posible: Joan con 96 años y Olivia con 104. Olivia falleció en París el reciente 25 de julio sin cruzarse con el coronavirus.

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias también tienen un secreto público. Se odian entre bambalinas y rivalizan como políticos y como machos alpha mientras aparentan quererse como hermanos. Ninguno tiene un Oscar, pero están nominados por la academia Covid al Goya a la peor interpretación masculina, donde sobran candidaturas de malos actores. Con 45.000 muertes no reconocidas oficialmente, es posible que les arrebate el premio Fernando Simón, el secundario que ha sorprendido a España en su papel de portavoz desvalido de voz quebrada y chupa motera en pretenciosa imitación de Marlon Brando y James Dean. Salvador Illa es otro aspirante que en la película de la pandemia ha resultado más inexpresivo que Clint Eastwood en ‘La muerte tenía un precio’.

Olivia de Havilland ganó sus dos Oscar a la mejor actriz por ‘La vida íntima de Julia Norris’ (1947) y ‘La heredera’ (1949), y formó parte del reparto de ‘Lo que el viento se llevó’ como secundaria. Joan Fontaine ganó su Oscar por ‘Sospecha’ (1941), aunque ya debió recibirlo por Rebeca (1940), ambas películas del gran Alfred Hitchcock. En el casting de ‘Lo que el viento de se llevó’ propusieron a Joan Fontaine para interpretar a Melania, personaje que después hizo De Havilland, y por el que fue nominada como mejor actriz de reparto. "Para ese papel de tonta llamen a mi hermana", dijo Joan sin pestañear, que aspiraba a la protagonista que encarnó Vivien Leigh, quien obtuvo el Oscar a la mejor actriz.

A Pedro y Pablo les pasa algo parecido a las hermanas De Havilland: los dos quieren ser protagonistas y llevarse los premios por sus papeles estelares de presidente y vicepresidente. Sin embargo, el director de producción, Iván Redondo, tiene preferencia por Sánchez y le favorece en el guion. Redondo ha transformado su largometraje en una serie de televisión, por lo que toda la trama está supeditada al estrellato de la pequeña pantalla y no a la calidad de la gran pantalla. Por eso desentona la constante sobreactuación de telenovela a lo Clark Gable del galán Pedro Sánchez, que de guapo y estupendo que se cree parece el musculitos vacío de aquellas viejas comedias de Hollywood. Iglesias, en cambio, se ha metido a fondo en su papel de Actors Studio, una especie de rebelde con causa de los más desfavorecidos que hace aguas con tantos romances entrecruzados aparentando ser un simple cordero incomprendido cuando en realidad se comporta como un lobo depredador. Como ambos sigan así tendrán un fracaso de taquilla en el próximo estreno de ‘Covid: la nueva ola’, una superproducción de engaños que nadie aplaudirá. Se llevará el Oscar a la peor película del mundo en 2020.

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